Arrastre de latas en Algeciras


 

José Salguero Duarte | Escritor

Romper con la rutina, dicen y lo sé por experiencia, es muy aconsejable para la oxigenación correspondiente, así como, para coger impulso y poner en orden lo que haya que reordenar. Por ello, en determinadas fases del transcurrir de mis años, me he aislado de tal forma, hasta el punto, que incluso en ciertas ocasiones me asemejaba a los ermitaños. Pero, como siempre la cabra y sus cabritos tiran al monte, volvía a renacer como el Guadiana y retornaba a esta jungla con más energía que nunca.

Parte de lo anterior, es lo que he hecho desde el pasado 20 de diciembre, cuando decidí alejarme de cualquier información proveniente de los medios de comunicación o, de los comentarios del papanatas charlatán de turno. Ya que, como estaba hasta la cejas de tanta intoxicación política… A estas alturas de mis días y de mis noches, como no aguanto ni un capotazo, por molestarme, me molesta, hasta el vuelo rasante de las ‘mosquitas muertas’.

Consecuentemente, siguiendo la reorganización social diaria que me tracé hace unos meses, he ido alejando de mí las metrallas, submarinos, escorias y otros elementos similares de la cultura, de las artes y de la sociedad civil o política… Porque al ser libre e independiente, y al no estar sometido a yugo ni patrón alguno, selecciono mis compañías, acudiendo a actos y lugares donde verdaderamente me apetezca asistir sin más. Ya que, mi interés no es otro, que sentirme bien en todo momento y lugar, donde esté sólo o acompañado por la flor de mi canela.

Estimado lector, si me apetece ‘perderme’ de forma puntual por multitudes, como puede ser las de las grandes urbes como Madrid o Barcelona, es porque su cosmopolismo hace que me sienta totalmente a gusto, relajado y distendido, al pasar casi totalmente desapercibido de la hipocresía falsa y chismosa sociedad de las aldeas, pueblos y ciudades pequeñas.

Porque, ¡madre mía, cuánto mal hacen las lenguas de mil cuchillos! Por eso, en estos días pasados que estuve por Benidorm y sus alrededores, he gozado muchísimo, al embriagarme de la cultura que palpé con las yemas de mis dedos, en las diferentes bibliotecas que visité, entre ellas, las de Vinaroz, Villajoyosa, Binacarló. y la de Benidorm que me sorprendió por la gran afluencia de público que tenía, pero de características muy distintas a las masas que abarrotaban las tiendas de souvenir y de otras índoles.

Y como la pela era la pela para los catalanes en la época reciente pasada. Ahora en Benidorm lo es también el euro para los establecimientos chinos, marroquíes y españoles…, porque hacen su agosto en cualquier día del año. Aunque, no es oro todo lo que reluce allí, porque he observado hoteles y muchos locales cerrados, como consecuencia del descenso del turismo…

Espero y deseo, al ser el turismo una de las primeras fuentes de riquezas españolas, se conciencien las autoridades españolas de que hay que cuidarlo entre algodones, porque de lo contrario, se quedarán sin su “gallina de los huevos de oro”.

A mi regreso a Algeciras, no fue brisa placentera lo que me recibió, sino un fuerte viento de Levante, teniendo que sujetarme el sombrero con un elástico para que no volara, horas antes del tradicional arrastre de latas en la víspera de la festividad de los Reyes Magos, donde al mediodía del sábado 5, fueron muchísimos niños acompañados por adultos (unos 40.000 según nota oficial), los que arrastraron sus latas, para orientar y recibir a SSMM, que llegaron a Algeciras no en burro, ni en camello, ni en trineos sino embarcados en gabarras.

Suponiendo, que a los críos no les ha afectado lo más mínimo, que el Papa de Roma, en su último libro afirmara que los Reyes Magos no vienen de Oriente sino que proceden de nuestros antepasados los Tartessos afincados en Huelva, Sevilla o Cádiz.

No extrañándome, por lo tanto, que en los próximos carnavales gaditanos monten las chirigotas… con este asunto la de Dios, porque es tanta la tomadura de pelo de la Iglesia, que nos tienen chamuscados.

Salud.

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