M. C
Mi madre, una viuda octogenaria que, tras toda una vida de lucha y sacrificio, debería poder disfrutar de su casita con su patio y sus macetas que tanta ilusión le hacía, pero no es así.
En su puerta se concentran grupos de jóvenes, algunos menores de edad, que consumen alcohol, drogas, destrozan la calle, los contadores de luz, la jardinera, pintan las fachadas, obstaculizan su puerta con bicis, patinetes, etc., de noche no la dejan dormir…
Pues bien, tras denunciar en el ayuntamiento, en programas de radio y hasta acudir al Defensor del Pueblo, en medio de nuestra desesperación, por fin aparecieron nuestros “Ángeles de la Guarda”, el GOAP
Ellos visitan a mi madre, dan rondas continuas para disuadir, han llegado a comprar un spray con su dinero para tapar pintadas en la fachada, recogido basura de la calle con sus propias manos y lo más importante: le transmiten la seguridad que se merece a sus 88 años.
También quería aprovechar para pedirles a los padres, que sé que tienen dura labor, que los vigile un poco más, que cuando salen con sudaderas en verano, es para esconder sus “cosillas”, que les avisen del peligro que tiene mezclar bebidas energéticas con alcohol y drogas (sé que lo hacen porque dejan la basura en la puerta).
Que no dejen que se pierdan con malas amistades y que, si lo necesitan, que pidan ayuda.
Estoy segura de que en el GOAP también pueden encontrar a sus “Ángeles de la Guarda”
Gracias, gracias, gracias.
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