(En memoria de mi querido amigo del alma, Rafael Gil Correro. Por ti van estas palabras que desearía fuesen ramito de flores, pero lo son de sentimientos.)
Este título parece sacado del disco de Camilo Sesto pero es una auténtica realidad. Hoy también se ha muerto algo de mí. En esta vida no fallecemos de golpe. Es tan malvada la muerte que nos va arrebatando seres queridos para irnos matando día a día, .golpe a golpe de sumadas tristezas mientras, su insaciable dogo, el dolor, nos muerde.
La Parca maldita me ha llevado, en fechas tan de visitar cementerio , a ese hermano mayor que no es de sangre pero así lo considero ya que, nuestra fraternal amistad es heredado de nuestros padres, pues era muy grande el cariño que se tenían nuestras respectivas familias.
Rafael, tú y yo en Murta y Fatiga disfrutamos de los primeros rayos del sol de la vida; por eso , aunque parecemos físicamente débiles, somos tan duros como las mismas cepas de esos lentiscos de nuestros Alcornocales.
Amigo, heredaste de tus padres el tener siempre la puerta de tu casa abierta a los que nos acercábamos a tomar un café y pasar un rato entrañable contigo, tu adorada esposa Pepi , hijos y familia que junto a ti estaban . En La calle Murcia de Los Barrios sabía que bien recibido era quien te visitara. Gracias a personas como tú y tu familia, la tradición campesina, los valores del rural siguen en las viviendas barreñas muy vivos; por eso, Rafael , yo estaba feliz al encontraros en ese hogar y aunque fuera invierno en la calle, ahí siempre estaba el mejor calor, la amistad auténtica que saben dar esa familia que forma el árbol Correro- Alconchel.
Rafael, amigo, aunque los fieros perros de la enfermedad te estuvieran mordiendo siempre tu boca se abría para trasmitir esperanza. Eran tus palabras llama que animaba a la vida y en tus labios permanente esa sonrisa que parece flor de agradecimiento por ver un nuevo día . Ese rictus es propio de los que dan gracias a la vida por tener la mejor riqueza, la que como tú se ganan a pulso, el ser muy querido por su entorno , familia y vecinos.
Cuando iba por ahí en más de una ocasión me acompañaste al camposanto a rezar a nuestros difuntos. Hoy , cuatro y media de la tarde cuando escribo estas palabras , que si fueran plasmadas con tinta estarían ilegibles con el pesar que me aflige, solo te pido que, como tú encontrarás de par en par abiertas las puertas de la casa de los cielos, sepas que si en la tierra la enfermedad te fustigó también Dios , desde que naciste, te ofreció un hogar de felicidad por eso tú, siguiendo ese ejemplo, construiste con tu Pepi uno similar. Y eso el ser persona de bien es lo más grandioso para los que contigo hemos caminado por alguno de los terrenales senderos.
Nunca olvidaremos al que deja su imborrable huella, hombre íntegro y ejemplar. El adminiculo, el consejero, el fiel a la palabra dada.
Fue nuestro último abrazo en la pasada Fiesta de La Tagarniná; nos lo dimos en un ambiente en el que nos hemos criado y tanto nos gusta vivir, en los aires que huelen a cocido de tagarninas, a “jongos” y a espárragos.
Cada vez que pise el querido suelo de esa noble población iré a mantener un soliloquio contigo ahí, donde nunca estarás solo.
Hasta cuando nos llegue la última hora seguiremos rezando por ti, dando gracias porque cuando bebé mi sacarás en más de una ocasión de la cuna panera y, con el permiso de mi madre, me mecieras en tus brazos.
En paz descanse quien siempre paz tuvo y entregó a su entorno.
Nos dejas tantos bonitos recuerdos que ellos nos dan la fuerza para decir:
-“Nunca muere quien es sembrador de bien”
Desde esta columna quiero trasmitir, en la distancia física pero nunca sentimental , mi condolencia a su esposa, hijos , hermanos/as y demás familia y, les hago saber que con él se muere algo de mí que ya nunca tendré, ese abrazo fraterno de quien te vio nacer y guio tus pasos con la mano sincera , la propia de un verdadero guía y confesor.
Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.