Rafael Moll Gil | Periodista
Comienza Jorge Romero, alcalde de Los Barrios, con sus famosas asambleas vecinales. Son un puro ejercicio de demagogia por parte del regidor, que se encarga de ‘vender’ su gestión a los vecinos, casi con la obligación de que estos callen y oigan. El año pasado, faltando muy poco para las elecciones municipales, dio un ‘espectáculo de autoridad’, mandando poco menos que silenciar a una gran parte de ciudadanos, con ideología de otros partidos, que cometieron la osadía de preguntarle. Hubo veces que ni las preguntas pudieron hacerse, porque a Romero no le gustaba la interrogante en cuestión. Asambleas que hace en distintas barriadas, donde lo primero que procura Romero es que aunque haya cinco personas, cuatro por lo menos sean de su formación política. Hubo fotos destacadas en la anterior edición, personas que se veían más pendientes de una tele que de lo que estaba hablando Romero. Otros más atentos pidiendo al camarero, cuando se trataba de un bar, que le pusiese otra cerveza. Romero insiste con esta fórmula que, claro viendo los resultados electorales de 2015, cualquiera puede decir que le da fuerza, porque sigue siendo el partido que más votos sacó en las pasadas municipales. Lo que no le da derecho es a falsear informaciones a los vecinos e incluso no dejarles ni que se manifiesten en muchos casos.
Y yo me pregunto. Esas invitaciones que recibimos los vecinos, por lo menos esta semana los que vivimos en Los Cortijillos, ¿las paga Romero de su bolsillo o del propio del PA?, vaya es que sería muy negativo por no decir lamentable que también se pague del erario público. Ya hemos dicho que en este tipo de ‘artes’, es decir en comentar medias verdades a los vecinos, es experto Jorge Romero. Habrá que esperar que por lo menos en esta edición de las asambleas vecinales haga acopio de un mayor concepto democrático y deje expresar a los vecinos, sean estos del partido político que sean, sus inquietudes y sus preguntas. A Romero hay que recordarle, por lo menos lo hago yo aquí, que es alcalde de todos y de cada uno de los barreños, de los que le dieron los diez concejales y de aquellos que cuentan los días y las horas para que deje de ser primera autoridad de esta ciudad.
Y mientras sigue el goteo. Ese ‘chorro’ que habla de sentencias y que cada semana, nos hemos acostumbrado, nos ofrece novedades. Lo malo que estas no las paga Romero de su cartera, este tipo de condenas judiciales las pagamos los barreños. Ahora Romero obligado a reponer en su puesto a una trabajadora y al pago de los salarios que se le adeudan desde hace cinco años. Ojo los salarios durante cinco años, que le corresponden por ley a esta trabajadora.
Este es el alcalde que los barreños decidieron en mayo (yo no por supuesto) y que rige con dinero de todos y con voluntad revanchista el futuro de esta ciudad noble y maravillosa, que algún día despertará de este ‘mal sueño’.
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