Asma, por M. Ríos


 

Una de las enfermedades crónicas más comunes en el mundo industrializado, el asma afecta aproximadamente al 6% de la población occidental. No ataca a un grupo concreto y afecta tanto a hombres como a mujeres, jóvenes y ancianos, habitantes de la ciudad y del campo.

Los signos característicos del asma son la sensación de falta de aliento, de opresión en el pecho, un sonido sibilante al espirar y una tos persistente. Los síntomas aparecen cuando los miles de diminutas vías respiratorias de los pulmones se estrechan y sus paredes se inflaman, dificultando el paso del aire hasta el pecho.

En los pulmones normales, este tipo de inflamación se produce miles de veces al día en zonas diminutas. Se trata de una parte esencial de un funcionamiento normal, ya que así se deshace de elementos hostiles como gérmenes, polvo, y contaminantes que se inspiran con el aire. En las personas asmáticas, sin embargo, las vías respiratorias se encuentran en un estado constante de inflamación ligera. Cuando los enfermos de asma inhalan elementos irritantes, las vías respiratorias reaccionan de forma exagerada , de manera que se estrechan peligrosamente y reducen el suministro de oxígeno al cuerpo.

¿Qué provoca el asma?

Se cree que el 30% de las personas heredan el potencial genético para desarrollar el asma, aunque no necesariamente manifiestan la enfermedad,. Los genes implicados crean lo que se conoce como una tendencia atópica, y son los mismos que hacen que ciertas personas sean susceptibles de padecer eccema y alergias. En el caso de la mayoría de los afectados, el desencadenante es un virus extendido llamado rinovirus , responsable de muchas toses y resfriados.

Al parecer, el primer ataque de asma desencadena el proceso inflamatorio. A partir de ese momento, los pulmones están preparados para reaccionar de forma exagerada a una variedad de otros factores desencadenantes. Algunos de estos factores se conocen como irritantes y suelen provocar una ligera reacción en los pulmones normales. Otros, como los ácaros del polvo, el polen y el pelo de los animales, suelen ser inocuos pero producen una reacción inflamatoria en los individuos susceptibles . Las sustancias transportadas en el aire, del entorno laboral, pueden hacer empeorar el asma e incluso provocar la enfermedad en personas que nunca lo habían padecido. Las personas que trabajan con productos químicos , con animales de laboratorio o en entornos con mucho polvo están sujetas a un alto riesgo, y es importante informar al médico y al encargado de salud en el trabajo sobre cualquier signo de respiración sibilante o sensación de opresión en el pecho.

Realizar un diagnóstico

El asma puede ser difícil de diagnosticar. El primer paso consiste en intentar crear un retrato de la enfermedad. El médico tal vez le pregunte si alguien más de la familia padece asma, si le duele el pecho o si ha sufrido una tos recurrente, cómo se siente en diferentes momentos del día y si ha estado expuesto a factores desencadenantes.

El médico le auscultara el pecho para comprobar si padece un sonido sibilanteal espirar, y tal vez le pida que sople en un aparato llamado espirómetro( mide a la velocidad a la que sale el aire de los pulmones). Cuánto más rápido sale el aire , menos estrechadas están las vías respiratorias. Si después de esta prueba todavía no está claro que tenga asma, el médico quizá le pida realizar un ejercicio sencillo para después realizar una espirometría. El ejercicio provoca respiración sibilante en el 90% de los casos de asma sin detectar.

Niños y asma

Detectar el asma en los niños pequeños puede ser difícil, ya que al menos el 30% producen sonidos sibilantes al respirar en algún momento durante los primeros cinco años. Los espirómetros utilizados para niños mayores y adultos no pueden emplearse con los niños menores de seis años.

Los síntomas típicos del asma en niños pequeños son ese sonido sibilante y , en ocasiones, una tos molesta, sobre todo por la noche, que acompaña a los resfriados o a la práctica de ejercicio. El cansancio y la apatía durante el día también pueden ser síntomas de asma sin diagnosticar, ya que los niños asmáticos suelen dormir muy mal.

Resulta casi imposible proteger al niño de todos los factores desencadenantes. Prohibir fumar en casa e intentar reducir los alergenos a los que se expone el niño durante los primeros tres meses de vida puede servir de ayuda. Las últimas investigaciones demuestran que los niños con un historial familiar de asma pueden protegerse contra sus peores efectos si se amamantan durante los cinco primeros meses de vida. Muchos niños crecen sin sufrir asma , pero aquellos que padecen la enfermedad a los 14 años tienen muchas posibilidades de de seguir con ella toda la edad adulta.

Tratamiento

El asma requiere un tratamiento regular para mantenerlo bajo control. Existen dos tipos principales de fármacos: los preventivos, que se utilizan para poner freno a la inflamación subyacente de las vías respiratorias , y los agudos, utilizados para tratar los síntomas en el momento en que se producen. Los preventivos reducen la sensibilidad de las vías respiratorias . Los fármacos evitan que vasos sanguíneos se dilaten y se produzca extravasación, impidiendo así que los procesos inflamatorios del sistema inmunológico provoquen el estrechamiento de las vías respiratorias.

Los corticoesteroides y los cromoglicatos son los dos tipos de fármacos preventivos. Ambos se toman generalmente entre dos y cuatro veces al día por medio de un inhalador. Los pacientes deben sentirse mejor trascurridos unos días. Los fármacos preventivos deben tomarse regularmente para mantener su efecto.

Aliviar los síntomas

A diferencia de los preventivos , que funcionan a largo plazo, los fármacos que alivian los síntomas actúan de manera inmediata. Se utilizan tan pronto como aparecen los síntomas de asma, o bien antes de practicar ejercicio si así lo recomienda el médico. Deben proporcionar un alivio casi completo durante cuatro a seis horas. Los fármacos reciben la denominación de broncodilatadores , ya que relajan la musculatura de las vías respiratorias.

Los productos para aliviar los síntomas representan una ayuda a corto plazo y no tienen efectos sobre la inflamación subyacente. Utilizar poco este tipo de medicación significa que el asma está bien controlado. Si se ve obligado a utilizarla con mas frecuencia de la indicada por el médico , o si la respiración sibilante le despierta por la noche, consúltelo con su médico. Tal vez necesite incrementar la dosis de sus fármacos preventivos.

Los ataques repentinos de asma pueden ser terribles, pero el médico debería ofrecerle una estrategia para afrontarlos: por ejemplo, sentarse e intentar relajar la respiración; utilizar el inhalador y llamar al médico; diríjase a un hospital si las cosas no mejoran.

Factores que desencadenan el asma:

.-Virus del resfriado común

.-Ejercicio

.-Humo de tabaco

.-Contaminación

.-Ácaros del polvo

.-Aire frío

.-Esporas de moho

.-Animales con pelo o con plumas

.-Estrés

.-Medicamentos sobre todo los que están basados en la aspirina.

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