El toreo al natural tuvo una profundidad exquisita, y el final de faena toreando a dos manos con una arrebatada personalidad puso en pie a los tendidos de la Monumental. El pinchazo previo a la estocada y la tardanza del toro en caer, redujo el premio a una gran ovación, obligando al joven diestro a saludar.
Ante el cuarto, nada pudo hacer debido a la escasa condición del toro de Valdefresno. Su tenaz actitud, colocación y verdad, fueron patentes, nuevamente.
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