El clima que nos dejó la pandemia durante el confinamiento

La pandemia ocasionada por el coronavirus bautizado con el nombre de COVID-19, está teniendo un profundo impacto histórico en la forma de vivir de millones de personas repartidas por todo el planeta.

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La característica más notable ha sido sin duda la alta nubosidad, que provocó que el periodo de confinamiento pareciese aún más gris y triste de lo normal

Ha afectado a sectores muy diferentes y la meteorología no es una excepción. Hemos contemplado impactados las trágicas cifras que el virus se cobraba en vidas humanas y las pérdidas económicas derivadas de esta terrible epidemia. Pero también hemos sido partícipes de otras noticias más optimistas, fruto del bloqueo que estamos viviendo durante estas semanas. La disminución de la contaminación provocada principalmente por la reducción del tráfico rodado, ha incidido positiva y  directamente en la salud de millones de personas. La caída de la contaminación, por supuesto, tiene un impacto directo en nuestro clima. Y, en consecuencia, en el calentamiento global y el cambio climático.

Según los últimos estudios y estimaciones, parece que durante el confinamiento provocado por el COVID-19 se podría conseguir recortar en al menos un 5% las emisiones de gases de dióxido de carbono a nivel mundial, respecto a las que tuvimos en 2019. Si pretendemos que la temperatura global del planeta no exceda ese 1,5ºC marcado por el Acuerdo de París, ese recorte en las emisiones tendría que ser del 7,5% cada año durante toda esta década: bastante más de lo que hemos conseguido hasta el momento. Por tanto, esa otra pandemia llamada Cambio Climático que corre paralela al del coronavirus, debe contar sin excusas ni más dilación, con el apoyo  incondicional de todos los gobiernos. Es el momento de apostar por otros tipos de energías como las renovables, que podrían generar millones de puestos de trabajo, a la vez que  lo agradecería la salud de millones de personas, y ayudaría notablemente, desde luego, a reducir el calentamiento global, limitando las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero.

Centrándonos  en el tiempo que nos dejó esta epidemia, vamos a analizar las condiciones climatológicas que hemos tenido en el municipio de Los Barrios durante el periodo de alarma, a la vez que estudiaremos la climatología durante el periodo que abarca desde el 15 de marzo al 15 de junio.

 La característica más notable ha sido sin duda la alta nubosidad, que provocó que el periodo de confinamiento pareciese aún más gris y triste de lo normal por la disminución de luz solar. Durante estos tres últimos meses la capa nubosa en Los Barrios ha sido superior al 86%, cuando lo normal sería del 65%. Según se puede apreciar en el gráfico bajo estas líneas, el periodo de estado de alarma empezó con poquísimos días soleados y en los dos primeros meses solamente disfrutamos de dos días con cielos despejados.

Otro de los aspectos más significativos que han caracterizado este periodo de alarma fue el aumento de lluvias. Durante este trimestre que estamos analizando, que coincide con la primavera climatológica,  se han acumulado 286,1 l/m²  valor que queda un 36 % por encima del promedio del trimestre, según el periodo de referencia 1967-2020.

Al observar el gráfico con los registros pluviométricos del periodo bajo el estado de alarma, se puede constatar que el mes más lluvioso fue Marzo. Durante los diez días de precipitaciones bajo el periodo de confinamiento se recogieron 131,6 l/m², que supusieron una importante anomalía positiva después de muchos meses en los que no se superaba la media general histórica para nuestro pueblo. Abril y mayo también fueron húmedos con 90 y 63 l/m² respectivamente.

Sin embargo, estos datos pluviométricos positivos no han sido suficientes para aumentar el volumen de agua embalsada en los pantanos de la zona del Campo de Gibraltar. Los años secos que nos han precedido y el aumento cada vez mayor del gasto de agua han provocado que los dos embalses de la comarca: Guadarranque y Charco Redondo, se encuentren al 45,61% y el 36,27% respectivamente, según los datos de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, a fecha de 15 de junio de este año.

Por último y para finalizar este pequeño resumen meteorológico no nos podemos olvidar de un factor climático muy importante en nuestra zona: el viento. La dirección dominante durante este periodo de alarma fue como se puede apreciar en el gráfico, la de sureste (SE) o como decimos por estos lares: levante “surestao”. Las diferentes direcciones que componen el viento de Levante fueron las más habituales durante la pandemia, ocupando más de la mitad de los días del periodo analizado.

Respecto a la velocidad con que soplaron, sólo hay que reflejar un episodio de vientos fuertes que se produjo el 18 de marzo. En esta ocasión el viento de Levante alcanzó rachas máximas de 66 Km/h.

Seguramente, en un plazo de tiempo relativamente corto, gracias a los científicos e investigadores, contaremos con una vacuna que mitigue los devastadores  efectos de este virus. Sin embargo, para la otra gran pandemia que supone el cambio climático, no hay cura mágica.  Cuando esta crisis sea tan severa que no haya retroceso, no dispondremos de una milagrosa vacuna, porque la solución se encuentra en nosotros mismos: en nuestra responsabilidad y compromiso, y en la implicación de los gobiernos. Por ello, una vez superada esta crisis sanitaria, se impone un cambio en nuestros hábitos de producción y consumo hacia un ambiente más limpio y ecológico.

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