El Padre Yelman cumple tres años en Los Barrios, “donde me he reencontrado con mis raíces”

Yelman Bustamante Solórzano es el párroco de la Iglesia San Isidro Labrador de Los Barrios. Este mes de junio cumple tres años desde que llegó a la Villa procedente de la Iglesia del Saladillo en Algeciras. Diferentes comunidades cristianas con distintas vivencias y distintas costumbres. En este tiempo, se ha convertido en una persona perfectamente integrada en la comunidad barreña y en la sociedad de Los Barrios, donde ha conocido la realidad de las necesidades, al tiempo que ha compartido las vivencias, las cotidianidades del municipio. Entorno a un café, atiende a Noticias de la Villa para relatar su vivencia en más de 1.000 días que le han convertido en un barreño más. Nacido en Nicaragua, tiene en la actualidad 44 años. Inició su ministerio sacerdotal en Salvador, y ha pasado por países como México, El Salvador, Cota Rica hasta llegar a España en el 2.005.

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Redacción / Fotos: A. Gallardo | Los Barrios

Pregunta. ¿Como ha sido la vida en estos tres años en Los Barrios?

Respuesta. Ha sido una novedad para mí, porque en el tiempo que llevo ejerciendo el ministerio es la primera vez que me toca estar atendiendo la Pastoral en un pueblo. Siempre ha sido en ciudad. Ha sido una experiencia hasta el momento bonita, nueva, muy familiar, donde todo el mundo se conoce. Donde todo el mundo converge en los mismos lugares, por lo que conozco más a las personas con las que me voy encontrando, con las que son o no de parroquia, pero pertenecemos a la misma comunidad y el mismo pueblo.

P. Desde la distancia. ¿Se parece mucho o poco la realidad que ha encontrado en Los Barrios con su pueblo natal?

R. Desde el primer día en que llegué a la comarca, en 2.011, fue en el pregón de Navidad. Se me pidió para Algeciras. Me he sentido en casa, como en familia, porque los andaluces y los países iberoamericanos tenemos muchas raíces en común, me fui encontrando con las raíces de mi tierras. Muchos parecidos, muchas costumbres, la forma de ser de la gente, muy cerca, hospitalaria, alegre, que le echa ganas a la vida, a pesar de los golpes que le da. Es un pueblo, luchador, valiente y trabajador. Al llegar me encontró con lo mismo que dejé. Donde vas, te encuentras lo que tu vas buscando.

Donde vas llevas tu mundo dentro, y te encuentras con lo que tú quieres, y es lo que he encontrado, Gente abierta, cariñosa, que te brinda su amistad que te hacen sentir en familia El idioma es fundamental. Nos hace entendernos perfectamente.

P. ¿Cuáles son los principales problemas de la sociedad actual, de primeras necesidades o de valores?

R. Es complicada la pregunta. Un poco comprometida. Habría que hacer una reflexión más a profundidad en esta pregunta. Contestando en la medida que se puede contestar, parte y parte. Por una parte tenemos una crisis de valores a nivel general. No hablo de Los Barrios, o Algeciras o Cádiz. Digo en general. Hay una pérdida de valores que desgraciadamente se va dando en el núcleo familiar.

La falta de respeto a los padres es clara. Hay poca preocupación por la educación. Por muchas circunstancias o motivos, se deja la educación en otras personas. El Papa Francisco les decía a los padres que vuelvan del exilio. Y que habían dejado a los hijos en otro lugar. Hace falta algo más de atención en la etapa infantil. En la niñez, para ir sembrando valores en los niños. Hay una pérdida de valores que nos lo ha ido quitando la misma globalización que hemos ido viviendo. Se nos han arrebatado cosas que estaban dentro de nuestras costumbres familiares de pueblo, y poco a poco hemos perdido esa identidad.

Ahora, una segunda crisis que veo, es fundamental poner mucha atención es la crisis económica de la que tanto hemos hablado. Se complica aún más porque es por una parte una crisis de pérdidas de fe y de valores, por otra parte está la crisis económica. Cuando se juntan me parece que es una bomba en un núcleo familiar, y de ahí la desintegración. No sólo por los problemas en la pareja porque muchos han tenido que irse, dejar a la familia, los hijos, o irse con todo a otros países. Y es algo que está ocurriendo, y que han tenido que marcharse a Francia o Alemania.

P. ¿Cómo es la radiografía que haría de Los Barrios en este momento desde su posición?

R. Siempre les he dicho a las personas de la parroquia. A los mismos políticos a los que me siento a tomar un café, porque nos vemos quieras o no quieras verte con alguien. Entonces, yo tengo por costumbre y por norma, que si soy el párroco, tengo que atender a todos. Feligreses o no feligreses, de todos los partidos políticos, cada fiel tiene su opción, su ideología al margen de su fe. No está en contradicción con una opción política.

Cuando llegué, me pasó una cosa muy curiosa. Nací en Nicaragua y viví mucho tiempo en Costa Rica, un país democrático. No tenemos ejército y se ha invertido en educación y salud. Las elecciones son una fiesta cívica del pueblo, donde los adversarios se dan la mano. Donde los vecinos se hacen bromas, donde todo el mundo dice a quién va a votar o a quién votó. Donde se felicitan. No es en las altas esferas políticas, sino en el pueblo llano y sencillo.

La gente lo ha entendido muy bien. Yo he vivido mucho tiempo allí, y así me formé democráticamente. En Los Barrios, llamó la atención que me me sentara a tomar un café con uno un día, y con otro otro día. Cuando me decían si era de un partido o de otro, la gente estaba confundida.

Yo expliqué que primero está la persona antes que su ideología política. Antes que su profesión de fé. Tengo amigos ateos, con lo que me siento, aunque no pisan la puerta de la iglesia, pero me siento a conversar y compartimos la vida diaria. Se hace pastoral también fuera de las puertas del templo. Muchas veces se hace más labor fuera que dentro, porque el que está dentro, ya está, pero el que está fuera, hay que meterlo para dentro. Me ha permitido a mí ir conociendo a todos. Conocer su forma de pensar. Su forma de sentir, y luego ver en la práctica su forma de actuar.

Como párroco tengo esa gran oportunidad de conocer a la gente al salir de la iglesia sábados y domingos, es un gran abanico de posibilidades para conocer, o intimar con la gente. Desde ese conocer e intimar con la sociedad, y mi experiencia en la práctica de la democracia y no sé si voy a meter la pata, pero encuentro una sociedad fraccionada ideológicamente, una sociedad en la que no entran todos.

A veces la ideología política nos hace perder esa dimensión humana que nos tiene que llevar a relacionarnos. A buscar un bien común, y no en revanchismo ideológico, deseos de estar por encima de otro. Es algo que no ayuda en la cimentación de una democracia donde cada uno respete al otro, donde todos podamos aceptar la decisiones del mismo pueblo incluso. Eso a nivel político.

A nivel de fe pasa lo mismo. El hombre se ha ido olvidando de la importancia que tiene la presencia de Dios en su vida. Se ha ido de la práctica religiosa. Eso hace que haya gente muy vacía. Llena de todo, peto vacía por dentro, y se convierten en platillos que suenan, pero que por dentro llevan un vacío interior que necesita ser llenado.

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