PLAZA DE LA IGLESIA

En este valle de lágrimas


 

“Si puedes soñarlo puedes hacerlo”, “El camino al éxito es la actitud”, “Quiero, puedo y merezco”, “Cree en ti y todo será posible”, “Eres todo lo que necesitas”.

Seguramente te habrás encontrado alguna vez con alguna de estas frases u otras parecidas en las Redes Sociales, en algún anuncio publicitario de una parada de autobús o escritas, a modo de lema, en una agenda o en el azucarillo del café. Al leerlas, seguro que has sentido dentro de ti una gran explosión de sentimientos. Probablemente, te habrás sentido eufórico, con ganas de comerte el mundo y con un deseo enorme de ser el protagonista de tus acciones, de tu vida. Son frases motivadoras que tratan de sacar lo mejor de uno mismo y de ayudarte a vivir la vida lo mejor posible. Sin descartar esta buena intención motivadora, hemos de añadir varias cosas que, si no las tenemos en cuenta, podemos fabricarnos una vida irreal e ilusoria que nos hará poco bien. En el fondo, podemos llegar a pensar que la vida, si no es un camino de rosas donde nosotros somos los que hacemos y deshacemos conforme queramos o nos apetezca, no merece la pena ser vivida, que si no somos felices es porque no queremos y que nosotros somos los dueños, artífices y autores de todo cuanto nos rodea. Craso error.

Aunque nos empeñemos, nos convendría ver y saber que, no todo depende de nosotros, no siempre podemos elegir y que el sufrimiento forma parte de la vida humana, más que nos pese reconocerlo y aceptarlo. Si no asimilamos cuanto antes estas tres verdades de la vida, más pronto que tarde, nos hundiremos en el desánimo, comenzaremos a pensar que somos unos desgraciados infelices y que la vida, de esta manera, no merece la pena vivirla.

Nos han hecho creer que somos nosotros los autores y dueños de nuestra propia historia, pero, por mucho que nos empeñemos, basta asomarse a la realidad y darnos cuenta de que hay cosas que no controlamos, que nuestra capacidad de elección sobre las cosas que nos ocurren es muy limitado y que la vida plenamente feliz, aquí y ahora, es imposible. Eso no quiere decir que no nos afanemos en lograrlo, pero sin ser ilusos.

Basta pararse un poquito y apreciar que el sufrimiento forma parte de la vida humana y que hay veces que no podemos elegir, simplemente, aceptar. Las recetas mágicas de los libros de autoayuda y las frases motivadoras de los azucarillos del café están muy bien sólo y exclusivamente para tomar conciencia de que la vida merece la pena vivirla y que hemos de ser hombres y mujeres de esperanza. Todo lo que se salga de ahí, sólo serán mundos irreales y perfectos que ni siquiera existen en los mejores cuentos.

Amigos y amigas. Quizás tendríamos que contemplar la opción de empezar a bailar con las dos caras de la vida. Quizás sea la hora de dejar de engañarnos y reconocer aquello que canta la salve: “gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”.

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