205 millones de euros. Así, en frío. Esa es la cantidad que debemos en La Villa. Se trata de una cifra tan elevada que es difícil imaginarse todo lo que se podría hacer con ella, pues escapa fácilmente a nuestra comprensión, así que vamos a compararlo con cosas más cotidianas para que nos podamos hacer una idea. Con 205 millones de euros se podrían construir 100 colegios de 150 alumnos, 17 plazas de toros de 3000 personas de foro, 3 hospitales como el de La Línea, 2 aeropuertos internacionales o un estadio de fútbol con capacidad para 50.000 personas (como el del Valencia).
Desgraciadamente no contamos en Los Barrios con un estadio como el Mestalla, ni con tan solo un hospital como el de La Línea, y mucho menos con un aeropuerto internacional. Entonces… ¿A dónde ha ido todo ese dinero? ¿En qué se ha gastado una cantidad económica tan impresionante? Debe ser en algo que no se ve, porque está claro que no andamos sobrados de infraestructuras. Efectivamente, más que por construir cosas, la mayor parte de esa deuda se generó por dejar de pagar cosas que había que pagar de manera irremediable.
Durante la primera década del siglo XXI (y parte de la segunda) el consistorio barreño “olvidó” hacer frente a pagos tan importantes como la seguridad social de los trabajadores municipales (unos 26 millones), a un montón de empresas que trabajaron para o vendieron productos al Ayuntamiento (70 millones) o las nóminas de los 560 trabajadores que dependían en esa época del erario público. Después se comenzó a pedir préstamo tras préstamo a bancos y cajas para pagar lo que no se pagó en su día y se desviaron fondos desde unas partidas a otras que dejaron tremendos agujeros en las cuentas.
Despropósito tras despropósito, sinsentido tras sinsentido. Una plantilla sobredimensionada cuyo objetivo, evidentemente, no era la prestación de los servicios públicos, sino sabe dios qué oscuros fines. En 2011 cambió el color del gobierno local (del rojo al verde) y lo primero que hicieron los nuevos fue despedir de mala manera a 178 trabajadores municipales. Y lo de “mala manera” no lo digo yo, sino el Tribunal Supremo, que falló en favor de la reincorporación de 74 de estos 178 trabajadores, a los que hubo que indemnizar y pagar los salarios que no cobraron durante los 6 años que duró la batalla judicial. Seguía el concierto de despropósitos, aunque ahora con otro director de orquesta.
Ahí fue cuando llegó el salvavidas de los Fondos de Ordenación, que no es más que un aval que da el Gobierno de España para que Ayuntamientos como el nuestro puedan acceder a préstamos a bajo interés con la garantía de los Presupuestos Generales del Estado. O sea, que si Los Barrios no paga, paga España. Todo lo que se debía se trasladó a esos Fondos, que también son préstamos. Pero en realidad, estos Fondos de Ordenación no son más que una patada hacia adelante, desplazando el problema hacia las generaciones futuras. ¿La deuda se ha ordenado, como dice el alcalde? Bueno, por lo menos se ha definido, pues el cacao era de tal magnitud que ni siquiera se sabía a ciencia cierta cuánto se debía. Micropunto para Miguel.
Pero ahí terminan los halagos, ahora nos toca pagar los 205 millones del dolor. Desafortunadamente tenemos a unos gestores que se están dedicando a socializar las pérdidas y a privatizar los beneficios. Los que antes eran verdes y ahora son color cazuela no han acabado del todo con los despilfarros, además de querer echarse unas flores que no siempre les corresponden. Para empezar, dicen que no han subido los impuestos cuando en 2022 se han recaudado 3,3 millones más de IBI que en 2012. Llámelo como quiera (regularización, reordenación, actualización…) pero eso en mi pueblo es aumentar la masa impositiva. Por otra parte, el coste de los Órganos de Gobierno (políticos, partidos y dedocráticos asesores) también aumentó. En 2010 se pagaban 480.000€ y ahora estamos pagando 1.136.000€ por la misma causa. Calculadora en mano, se ha más que duplicado.
Las privatizaciones de servicios también contribuyen a que los dineros públicos no vayan a donde tienen que ir, que es a la prestación de servicios y a ir recortando el pelaje del monstruo de la deuda. Destinar millones a pagar a grandes empresas para que limpien o corten el césped, teniendo trabajadores municipales que podrían hacerlo es, a mi juicio, alimentar las cuentas de resultados de los accionistas a costa del pueblo. ¿Le compramos maquinaria nueva a la empresa de limpieza para que se la lleve a otro pueblo en 3 años? Tira p’alante. ¿Blindamos a la empresa de alumbrado con un contrato de décadas? Sujétame el cubata. ¿Le damos un contrato público a una empresa condenada a una multa de 21 millones por pitufar contratos públicos? Sin dudarlo un momento.
Los cazuelas también han dejado caer que han gestionado la deuda sin realizar recortes. Pues mire usted, despedir a 178 trabajadores del ayuntamiento es un recorte. Mermar la calidad de la limpieza de las calles (cuando no directamente dejar de limpiar) es un recorte. Tener que elegir entre cortar el césped o adecentar después de la verbena es un recorte. Prometer la reapertura de la piscina de verano y mantenerla cerrada después de 12 años gobernando es un recorte. Recibir 14€ por hora para el servicio de Ayuda a Domicilio y que las trabajadoras no cobren ni 6€ no es que sea un recorte, es que directamente es un abuso de proporciones épicas.
Señores y señoras del gobierno de Los Barrios, ya está bien de hablar de la herencia recibida y de echarse flores que resultan ser de plástico. Asuman la realidad y hablen de ella abiertamente, que no pasa nada por llamar a las cosas por su nombre. Si tienen un plan para adelantar deuda, háganlo público y cuenten con el resto de la corporación para mejorarlo. Den ejemplo de austeridad, eso de ser el tercer alcalde de la provincia que más cobra no le está ayudando. Eliminen la legión de asesores que les sigue a todas partes tomándole una fotografía tras otra y cuiden a qué empresas riegan con los áureos caudales públicos. Porque gracias a rojos, verdes y cazuelas, en Los Barrios debemos hasta de callarnos…
Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.
Etiquetas: