Febrero ya está aquí, y mucha gente está ansiosa de que poco a poco vuelva la luz, más calor, y que llegue más vida a nuestra vida. El mes de enero afecta a muchas personas. El final de tantas fiestas familiares, la despedida de ellos, cada uno volviendo a sus lugares habituales de vida. Volvemos a la “rutina” que con tanta vida social navideña se vio interrumpida.
¿Qué hacemos con este estado de “no sé que me pasa, pero no me encuentro bien – parece que se me ha ido la alegría”?
Ahí está la cosa, creemos que tenemos que hacer algo, cambiar algo. ¡Y no! De hecho, cuanto menos hacemos, más pronto nuestras sensaciones físico-emocionales cambian. Seguro que lo habéis experimentado.
Puede que lleves tiempo con algún pellizco de estos, con una preocupación, un malestar. Y de repente algún suceso en tu vida te obliga a focalizar en otra cosa muy distinta. ¡Ups! ¿Dónde se ha ido mi malestar?
Sin embargo, no es tan sencillo. No siempre funciona escaparse o distraerse con otra cosa. Cuando ese pellizco no te deja, de algo te servirá en tu propósito de vida. Sí, has leído bien, todo es por un propósito, y no es que viene del cielo sin que tú no tengas nada que ver. ¡Eres tú quien lo necesita, es a ti a quien sirve este estado!
Rechazar tu estado “no tan positivo” es, en el fondo, una falta de respeto hacia ti. Pero no lo sabes porque no eres consciente de lo que te está pasando, y sobre todo, no eres consciente de que eres tú quien lo está haciendo. Deja a un lado por un momento los pensamientos culpabilizantes hacia ti o hacia la vida, las circunstancias etc. Deja a un lado por un momento los lamentos. En cambio, intenta hacer una cosa. Dite silenciosamente a ti mismo “te quiero”, y “quiero que estés bien”. Y luego en primera persona: “me quiero” y “quiero estar bien”. Sí, “¡quiero estar bien!”
Déjalo sentir. Deja que se asienta en ti, en todo tu cuerpo, deja que estos nuevos pensamientos dominen tu momento.
Es posible que tu pellizco, tu “no estoy bien”, simplemente quiere ponerte “back on track”, o sea, ponerte de nuevo en tu camino. El de tus propósitos. ¿Los recuerdas?
Tu vida tiene un propósito. Y el primero es que seas feliz.
¿Lo eres? ¿Quieres serlo?
Sí pero … – ¡Cuántos “peros” tenemos a lo largo del día! ¡Cuánto nos creemos que los “problemas” de nuestra vida son reales!
Si tienes ese pellizco, tú – desde tu más autentico tú – te estás invitando a tomar la vida de nuevo con ganas, independientemente de tus circunstancias. Prueba recordar las cosas que te hacen disfrutar. Recuerda, son pequeñas cosas. Son bellos instantes. ¡Y respira! Venga, otra vez, profundamente. Esto es la vida. Ahora vuelve a tu camino y comienza de nuevo.
La vida es preciosa. Siempre. Abre los ojos y confía en ella.
Ha llegado febrero, ya pronto se asoma la primavera. La vida nos está esperando.
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