No sabemos nada de nada. Resulta descorazonador comprobar que el futuro de España se discute en el extranjero; que se tiene que recurrir a una persona extraña, el diplomático salvadoreño Francisco Galindo Vélez, para que ‘verifique’ que todo va según lo acordado entre el PSOE y un fugado de la justicia y sus secuaces; que unos pocos ordenan el futuro de la inmensa mayoría de españoles; y que todo esto sólo sea el precio que se pagará para que un político siga siendo presidente del Gobierno. Resulta descorazonador que todo sea secretismo, hermetismo y una ocultación de lo que pasa y es tan trascendente para España y los españoles.
Carles Puigdemont ya era un paria en Bruselas, no tenía importancia alguna, y se ha encontrado con el premio gordo a su vulgaridad como político, a sus andanzas de delincuente de cuello blanco. Carles Puigdemont siempre ha sido un político mediocre que ha encontrado en la confrontación su zona de confort puesto que sin conflicto no es nadie. Una verdadera pena que no se ponga límite alguno a este problema que lleva condicionando la política española desde el principio de la democracia. Un don nadie de la política es ahora el protagonista gracias a un puñado de votos.
Pedro Sánchez dice que todo esto ha llegado de forma obligatoria. Era esto o el caos. Porque para Sánchez que gobierne otro es una especie de Apocalipsis. El gran argumento con el que justifica un movimiento intolerable es que vienen los malos y que él nos va a salvar a todos. Una vergüenza para un político que ya ha reconocido en público que la amnistía es producto de los resultados electorales y sólo de eso. No hay que olvidar que ha reconocido que existe el famoso “lawfare” (guerra jurídica contra el gobierno), por indicaciones de Puigdemont, si quería que las negociaciones comenzaran. Una vergüenza.
Los españoles tenemos derecho a saber, a ser informados de algo tan sumamente importante. Y la sensación que está generando el presidente del Gobierno es tremenda, inaceptable y dolorosa.
Es necesario un cambio de postura del presidente Sánchez. Es un derecho de los españoles el saber qué sucede y en manos de quién estamos.
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