FOTOS | Una placa en el centro de la villa recuerda ya para siempre el 50º aniversario del Día del Niño y al Padre Juan José Olite

El alcalde de Los Barrios, Miguel Alconchel, y el sacerdote titular de la parroquia de San Isidro Labrador, Juan José Mateos Castro, han presidido hoy el descubrimiento de la placa dedicada al 50 aniversario del Día del Niño, que se conmemoró en 2022, y a la memoria del fundador de esta celebración, el Padre Juan José Olite Tejada.


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Dicha placa ha sido colocada en una de las paredes laterales del templo parroquial de la villa, esquina del callejón Jesús, María, José, junto a la Plaza de la Iglesia.

El emotivo acto, durante el que se han podido oír las notas de una de las canciones más populares de esta fiesta, la titulada “Déjame ser un niño, por favor”, ha contado con la presencia de los también ediles del equipo de gobierno municipal Antonio Dávila, Sara Lobato, Raúl Álvarez, Cristina Silva, Manuel Muñoz y Carlos Torres, así como representantes del colectivo parroquial que hace posible cada año esta entrañable fiesta, con el joven José Miguel Pecino Sánchez al frente.

Tanto el alcalde como el párroco y Pecino han dedicado unas palabras de recuerdo a la figura del Padre Juan José y de reconocimiento a todas las personas que a lo largo de los últimos 50 años han participado en continuar esta tradición.

El Día del Niño se celebró por primera vez en Los Barrios en octubre de 1972 y fue fruto de la iniciativa del Padre Juan José Olite, quien quiso dar vitalidad al por aquel entonces pequeño pueblo de Los Barrios con la experiencia de una celebración similar que tenía lugar en la localidad navarra de la que el párroco procedía. La idea gozó desde el principio de una excelente acogida y acabó convirtiéndose en poco tiempo en uno de los más importantes eventos del calendario festivo barreño.

Desde sus comienzos la fiesta, además de estar concebida para despertar ilusión y alegría en los más pequeños, tuvo también carácter reivindicativo y sirvió para demandar mejoras en una población que en aquellos primeros años de la década de los años 70 del pasado siglo sufría muchas carencias en educación, sanidad e infraestructuras.

El Padre Olite había traído consigo a Los Barrios los afanes renovadores y progresistas que el Concilio Vaticano II había trasladado al seno de la Iglesia Católica durante el papado de Juan XXIII, cuando la dictadura todavía emitía sus últimos estertores, pero en España ya empezaban a soplar vientos de cambio y libertad, y contó con la colaboración y la complicidad de una comunidad de jóvenes maestros recién afincados en la localidad y muchas personas vinculadas con el entorno parroquial.

Ese carácter reivindicativo inicial continuaría manteniéndose en los años posteriores, una vez instaurada la democracia y llegados los avances de la modernidad, para abogar por valores universales como la paz, el amor y la solidaridad.

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