José Tomás reaparece con un triunfo total, incluyendo un gesto republicano.

>
 

Antonio Romero Ruiz | Exparlamentario de IU. Miembro del Consejo Taurino de la Junta de Andalucía. Escritor.

Estimada ciudadana, estimado ciudadano:

Cuentan que hace muchos años, un antiguo maestro de escuela, al que le gustaba mucho el vino, preguntó a sus alumnos “¿cuál es la capital de España?”, el alumno dijo “Jerez de la Frontera”, a lo que el maestro contestó “no es, pero tenía que serlo”.

Jerez de la Frontera, si fue con todo merecimiento, la capital de la tauromaquia con una corrida que levantó una expectación internacional. Agotó las entradas en 24 horas, se alcanzaron cifras astronómicas en la reventa y se desafió las previsiones meteorológicas, aunque hubo momentos, donde una lluvia muy leve hizo su aparición. A pesar de que el cielo presentaba un color de panza de burra, habitual cuando llueve a cántaros. En los tendidos llenos a rebosar, solo justificó la venta de urgencia de impermeables con el método comercial chino (dos impermeables por cinco euros).

Después de cruzar desde Humilladero hasta Arcos, toda la ruta de los pueblos blancos y de llevarle una galga barcina a la familia de Antonio Reyes, gran cantaor flamenco y deseando a los Reyes de Chiclana que la perra fuera campeona. Mi amigo el Guirri, se quedaba embelesado viendo la belleza de los caballos de Jerez, le impactó especialmente, el carruaje tirado por cinco caballos negros de igual traza y hechuras.

Comimos en la caseta del PC-IU, que como siempre nos ocurre, estaba llena a rebosar.

El Partido Animalista había organizado una manifestación pidiendo que se prohíban los toros en España. Eran pocos, pero en las encuestas son las mayorías urbanas y juveniles, las que están en esas tesis, no creen que una sociedad moderna y avanzada deba celebrar espectáculos como las corridas de toros. Solo la fuerza que trasmite, la potencia bruta en la batalla del toro contra la inteligencia del hombre, produce destellos, emociones artísticas y culturales, que junto a su centenaria tradición con los cambios que haya que introducir en la fiesta lograremos que los toros ¡ganen el siglo XXI! No podemos dejar de mencionar al profesor sevillano Ignacio Vázquez Parladé, que decía “¡El toro es un monumento a la zootecnia!

Pude abrazar a Joaquín Sabina, que dijo en Jerez frente a los insultos de los animalistas, “no respeto a quién a mi no me respeta”. Resaltar de todas formas, que no hubiese incidentes y que todos los derechos se ejercieran.

Volviendo al epicentro del terremoto José Tomás, la tarde tras dos años de ausencia en los ruedos españoles, se esperaba una entrega total del maestro de Galapagar. Que desde el paseíllo, mostró su elegancia torera, su seriedad y la seguridad en sí mismo, los toros de Núñez del Cuvillo, que yo he tenido la fortuna de poder verlos en las dehesas corriendo liebres con los galgos en mitad de los toros. No hay estampa más bella y mayor placer para los sentidos, que la carrera de una collera de galgos, tras una liebre en mitad de los toros bravos. Cuatro eran coloraos de diversas tonalidades y dos negros, los coloraos dieron más y mejor juego, ante faenas de Juan Padilla, derrochando su gran valor tras ser atendido en enfermería por una cogida sin consecuencias en el tercio de banderillas. Manzanares, utilizó el estoque, recibiendo y dejando constancia de que estamos ante uno de los toreros que mejor maneja la espada y eso lo comparte nuestro amigo Antonio Ortega, hijo de Rafael Ortega, el torero que mejor ha hecho la suerte suprema en la historia del gran toreo.

José Tomás, hace una aportación a la tauromaquia, que es: no hay terreno del toro. Disputa cada centímetro del albero, la opinión que existía muy extendida de que el toro tiene terrenos propios, de que hay que darle salida al toro. El toro tiene su espacio, una especie de justificación para tirar hacia atrás la pierna en las envestidas del toro y proteger así la ingle y la femoral. José Tomás se queda quieto, con los pies clavados en la arena, citando de lejos y de cerca, no mueve ni una pestaña, manteniendo la plaza en vilo y lanzando un mensaje al toro “en el ruedo mando yo”. Hasta tal punto, que mi amiga Paquita Montes, muy aficionada dice: “el toreo es parar, templar y mandar; y que José Tomás reduce los tres a uno”. Manda desde que se anuncian los carteles hasta que se despide del público. En un gesto republicano fue el único que le brindó al público el toro que le cortó el rabo en Jerez, situando a la gente por encima del rey emérito Juan Carlos I, al que los otros toreros le brindaron el primer toro de su lote.

Verónicas, medias verónicas, chicuelinas, gaoneras, manoletinas, pases de pecho, naturales por el pitón izquierdo y por el pitón derecho con belleza, haciéndolo despacio y transmitiendo una emoción indescriptible al público. Tarde buenísima de los toreros, de los toros y de los aficionados. Joaquín Rodríguez Cagancho decía “tengo mis tardes buenas y mis tardes malas”, la tarde fue de triunfo total.

Abrazamos a los amigos, a unos pescadores de Barbate, alguna gente vino de Madrid y regresamos en la noche cerrada por la Sierra de Cádiz, los toros ya no empiezan a las cinco en punto de la tarde como en el hermoso poema de Lorca dedicado a la muerte en la plaza de Ignacio Sánchez Mejías. En Campillos de madrugada despedimos la jornada en la hora fronteriza que separa unos días con otros, nos pusieron una carne hecha en horno de carbón y arroz con leche con canela fina, lo que supuso un broche gastronómico de oro para una tarde de oro.

Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.

Noticias relacionadas

 
18 abril 2024 | José Antonio Hernández Guerrero
Procedimientos narrativos para descifrar la complejidad de la vida actual
 
15 abril 2024 | Patricio González García
Máxima gravedad