SOBRE NUESTRA VIDA

Juzgar y juzgar sin cesar. Para qué sirve?

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Nosotros, los humanos, creemos que tenemos razón. Así que juzgamos a otros por su comportamiento – lo consideramos inadmisible e incluso despreciable. Realmente creemos que nosotros somos mejores que aquel que criticamos duramente. Ahora bien, ¿qué nos aporta criticar, juzgar y despotricar?

Antes de responder deberíamos entender que nuestras acciones solo tienen sentido si nos traen algo positivo: felicidad, alegría, paz interior, prosperidad …

¿Es esa la sensación cuando estás juzgando? –No, ¿verdad?

No nos sirve, sino más bien nos trae intranquilidad e incluso sentimientos de odio. O sea, no nos hace bien. Ni siquiera sirve para desahogarnos. No nos desahogamos cuando juzgamos, aunque a veces pensemos que es así. 

Con el juicio creamos un enorme muro, incluso un fuerte entero con muchos candados cerrados que mantienen impermeable el interior. ¡Ahí no entra nadie! ¡Nadie debe ver nuestro interior! Y es que en primer lugar somos nosotros mismos quienes tememos mirar hacia el interior. ‘Los otros son!’, pensamos, ‘los otros tienen la culpa de mi mal humor, de que estoy en un atasco, de que todo va tan mal en estos momentos.’ Encontramos argumentos incluso científicamente verificables para evitar que nos venzan con contraargumentos, lo cual obviamente nos obligaría – al menos – a mirar las cosas desde otro ángulo. 

Siento decirte esto: sea lo que sea, el enfado está en ti. Lo que ves ahí fuera de despreciable (desde tu punto de vista), es tu propio reflejo. No es que tú eres o actúas como los que criticas, no. Lo que ves fuera es lo que piensas sobre tu vida, tu mundo. Y mientras sigues repitiendo que las cosas están mal, malo malísimo, y que la gente es egoísta, impresentable y amargada, seguirás encontrándote con gente así en todas partes. Siempre tienes razón con lo que dices porque así se reflejará en tu vida. 

He aquí un propósito: intenta decir durante un tiempo: “todas las personas tienen razón, porque cada cual vive en su propio mundo, por eso actúa así, habla así, es así como es.” E incluso puedes intentar dar un pasito más: sonríe al mundo, ama a las personas, los animales, la naturaleza – todo lo que te encuentres, ¡ámalo! Aunque sea feo, intenta mirarlo con compasión, tal como miras a un animalito maltratado que se ha vuelto agresivo. 

¿No puedes? ¿Te cuesta mucho?

Pues, esa es la razón por la cual el mundo va tan mal (en tus ojos). Mientras sigues mirando el castillo de los mil espejos con desprecio, el mundo seguirá devolviéndote la mirada con desprecio. 

 

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