La Mediación, además de ser otra forma de acceso al sistema de justicia, es imprescindible para el desarrollo de otras formas alternativas de resolución de conflictos.
Dentro de los MASC, están otras formas de trabajo que suponen una colaboración entre diversas disciplinas con el fin de poder atender las necesidades de los más pequeños.
Nuestros niños, niñas y adolescentes (NNA), cuando se encuentran inmersos en procesos judiciales de “Alta Conflictividad”, deben soportar situaciones adversas, que en la mayoría de los casos les dejan huella difícil de borrar.
En este contexto, es donde la Coordinación de Parentalidad es más adecuada.
Esta función debe ejercerse de forma multidisciplinar, es decir con la ayuda y apoyo de profesionales de campos diferentes, la psicología, trabajo social, derecho, así como que dichos profesionales tengan un profundo conocimiento de la Mediación como denominador común.
Si en Mediación, es importantísimo, trabajar en equipo, y lo ideal es la “Comediación”, en la Coordinación de Parentalidad”, es imprescindible el trabajo organizado por la persona Coordinadora de Parentalidad, que con la autoridad que le viene dada por la persona Titular del Juzgado, puede gestionar la intervención de los distintos profesionales según las necesidades que va detectando en las personas menores afectadas por esas relaciones de alta conflictividad.
Por supuesto, es imprescindible, para que puedan implantarse estos Servicios, deben proveerse de fondos y recursos que hagan posible la implantación real del Servicio de Coordinación de Parentalidad.
Si realmente queremos un mundo más en paz, y donde nuestros niños, niñas y adolescentes, puedan dotarse de las herramientas adecuadas para desarrollarse libremente con resiliencia, asertividad, creatividad, etc, deben arbitrarse los medios necesarios para ello.
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