La labor silenciosa de Sor María José

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J.M.O.P

Resultaría muy difícil escribir algo a alguien que ha forjado su personalidad en un mismo lugar y que ahora se marcha.

Es por eso, que quiero aprovechar para dedicar unas palabras a Maria Dolores López Álvarez. No todos los que leéis estas líneas, conoce este nombre, mas si les digo que me refiero a Sor Maria José, seguro que al menos escuchasteis hablar de ella.

No quiero hacer de este pequeño espacio un encuentro de agradecimiento, en primer lugar porque no seria suficiente por mucho periódico que escribiera, y en segundo lugar, porque la labor silenciosa, nunca debe ser pronunciada, pues las palabras sobran, cuando una persona no predica el ejemplo, sino que lo constituye.

Es Franciscana del Rebaño de Maria, Congregación fundada por Madre Encarnación. Ella fue luchadora, servicial, derrochadora de amor hacia los demás…Aún hoy en día, muchas hijas, nietas,… de aquellas niñas que en sus brazos encontraron el amanecer de un nuevo día, podrán sentir sus manos cálidas y su dulce mirada.

Ahora su Fundadora, que nunca jamás delegaría trabajo alguno en alguien, si ha deseado que la Hermana Sor María José, se ponga al frente de su Rebaño: pobres, niñas en acogida, jóvenes, enfermos, ancianos, inmigrantes…para que sea ella la que siga “viviendo dentro de la llaga del Costado de Cristo” y allí tienda su mano, a los que se pierden entre las olas que rompen en la vida del hombre, pero que siempre encuentran la luz eterna de Jesús.

¡Adelante Hermana! Muchos le necesitan, sigue siendo el ejemplo, que es lo que el Señor desea, en este mundo en el que no somos capaces de dar AMOR sin distinción, AMOR sin egoísmo, en este mundo en el que dejamos “para otro día” lo que Dios nos ofrece en cada momento.

Si alguna vez sientes tristeza por lo que aquí dejas, recuerda que sembraste semillas de comprensión, ayuda y Amor, y que siempre, siempre, en su mismo alrededor, estés donde estés, nunca una sonrisa, una caricia, o una simple mirada está demás.

Con el deseo de que la ocupación del cargo más alto dentro de su Congregación le sirva para sentirse el siervo más pequeño y humilde de corazón ante los ojos de Dios, me gustaría finalizar con uno de los pensamientos de la propia Madre Encarnación:

“El Espíritu de Jesucristo quiere la práctica de la caridad y Humildad y vida de Pobreza a imitación suya, que nació y vivió pobre.”

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