MENUDENCIAS BARREÑAS

La punta de diamante

En un documento manuscrito del siglo XVIII se cita el nombre de Punta de Diamante en el antiguo casco urbano de Los Barrios, topónimo ahora en desuso y de ubicación desconocida. Comenzaré mi comentario al respecto mostrando el significado arquitectónico de “punta de diamante”, que es un remate o adorno en forma de pirámide cuadrangular, a veces rebajada en su altura, que se suele situar en la parte superior de muchos poyetes o pilares para realzar su construcción. La punta de diamante también se coloca como adorno múltiple mural, poniendo numerosas pirámides adosadas al muro de una fachada, como ocurre en el Palacio del Duque del Infantado (Guadalajara) o en la Casa de los Picos (Segovia).


Punta de diamante, ubicada en la céntrica Plaza de la Cruz

En Los Barrios la Punta de Diamante se cita a mediados del siglo XVIII con otros topónimos, como vega del Tesorillo, pasada de las Carretas, arroyo de la Parrilla, cañada real, pozos de Maldonado y del Santísimo, cruces del Calvario y camino carretero de Gibraltar a Cádiz. La mayoría situados en la parte de levante u oriental del casco antiguo de Los Barrios.

El documento que los contiene es un pleito sostenido en la Chancillería de Granada por el conde de Luque contra algunos de los primeros gibraltareños establecidos en Los Barrios tras la pérdida de su ciudad, a los que acusaba de construir sus viviendas en terreno propio del Cortijo Grande, que entonces le pertenecía como herederos de los Villegas de Gibraltar.

Ubicar con exactitud tal Punta de Diamante en el casco urbano barreño me produjo cierta confusión inicial, pues pensé relacionarla con una finca de la periferia urbana denominada tradicionalmente “Hacienda de la Perinola”, pues recordaba de mi niñez que en la parte alta de su portada tenía una perinola central y quizá alguna punta de diamante que no recordaba.

Más allá de las escasas acepciones que el Diccionario de la Real Academia Española dedica a la palabra perinola o pirinola, conviene decir que es un remate artístico en forma de peonza prismática o mejor de pera a veces anillada y terminada en punta, cuyo nombre deformado se conserva aún en la toponimia urbana de Los Barrios con las voces de Perindola, Pirindola, Perinhola o Perenhola, referidas todas a una misma zona o barriada del entorno urbano donde estuvo dicha hacienda.

Pero pronto estimé que la Punta de Diamante debía ser un poyete o pilar aislado de piedra hincado en tierra y rematado por una pirámide, similar a los que se colocaban como hito o mojón para señalar alguna linde territorial, cruce caminero y lugar bajo jurisdicción realenga o señorial. Tal Punta de Diamante estaría, según los testigos del pleito, junto al huerto de un tal Rodrigo Esteban, personaje local hasta ahora desconocido, y próxima a varios terrenos colindantes de diversos propietarios, así como cercana al camino de Gibraltar a Cádiz.

Hace años (1999), en las lindes del antiguo señorío barreño de las Navas de Gibraltar, observé y fotografié tumbado en el suelo un pilar de piedra rematado en punta de diamante, que sin duda fue un hito o mojón lindero del señorío, que podría ser similar con la comentada Punta de Diamante del núcleo urbano barreño.

En cuanto a las propiedades colindantes o próximas a dicha Punta de Diamante cabe indicar: Primero una de las dos alcarias que el duque de Medina Sidonia, siendo señor de Gibraltar, donó a Martín de Bocanegra a finales del siglo XV, quien entre otros cargos al servicio ducal fue alcaide gibraltareño, es decir, jefe responsable del cuidado y defensa del castillo y fortaleza del Peñón. Esta alcaria estaba rodeada de una cerca de piedra seca y sin argamasa. En su interior un grupo de gibraltareños comenzaron a construir sus viviendas mediante chozas, casarones y alguna casa de teja, cuyo terreno pretendía el conde de Luque.

La otra alcaria estaba enfrente, más allá de una pequeña vaguada o arroyuelo que más tarde se ha denominado arroyo del Junco. Estaba rodeada de una cerca de palos con ramajos y en ella estaba la ermita de San Isidro, construida a finales del siglo XVII, a cuyo alrededor otro grupo de gibraltareños, también construyeron diversas viviendas, sin que el conde de Luque les disputase su propiedad. Ambas alcarias formaban parte del Cortijo de Tinoco.

La segunda propiedad lindante o próxima a la Punta de Diamante era la llamada Alcaidía, un cinturón de tierra rodeando las dos alcarias, que pertenecía al marqués de Santa Cruz, del linaje de Álvaro de Bazán, quien, como nuevo alcaide de Gibraltar en el siglo XVI, debió recibir dicha tierra por los servicios prestados al rey-emperador Carlos I o a su hijo Felipe II.

La última de dichas propiedades lindante o próxima a la Punta de Diamante era el Cortijo Grande en poder de los condes de Luque, quienes, a mediados del siglo XVIII, cuando se produce el referido pleito de lindes, eran además marqueses de Algarinejo.

En la inmediación de la Punta de Diamante también estaría el camino de Gibraltar a Cádiz, que a finales del siglo XVIII iría por la calle Gibraltar, actual Cervantes, hasta la posada de Martín de los Santos Izquierdo (1779), en la calle Santísimo, y desde allí por la calle Sol y San Isidro a salir del pueblo. Pero con anterioridad ese camino quizá iba por la calle y plaza de la Cruz para continuar por la calle Perdón o la de Santa Ana.

Por todo ello es probable que la Punta de Diamante, por su anterior importancia como hito o mojón de linde y cruce caminero, aún se conserve oculta y olvidada en el casco urbano barreño, en el pilar de la plazuela o plaza de la Cruz, que asemeja una punta de diamante en lo alto, sosteniendo una cruz de hierro forjado. Es una hipótesis, pero hay indicios y testimonios que así parecen sugerirlo, como mostraré en otra ocasión al comentar que en torno a esa plaza se halló algún resto de un antiguo poblamiento, que podría explicar esa Punta de Diamante.

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