Dejando a un lado el carácter competitivo, conseguir un gran nivel en estas cualidades reseñadas transforma un equipo en un gran equipo, de este me refiero a continuación…
Marta, María, Inés, Nereida y Magdalena, comenzaron a practicar la rítmica hace unos seis años. Pronto su entrenadora Noelia fijo en ellas un objetivo, convertirlas en equipo. Compartieron entrenamientos duros, lesiones, lágrimas pero al fin llegó, no solo las medallas, sino lo más importante la felicidad de pertenecer a un gran equipo de amigas en mayúsculas.
La calidad que transmiten sobre el tapiz llega a los espectadores como puro espectáculo deportivo de calidad. Sin ir mas lejos, en su última participación (La Línea de la Concepción) los espectadores estaban aplaudiendo de pie cuando aún no había terminado su participación. Hacer que un pabellón vibre con tu actuación solo esta al alcance de quien ha conseguido su objetivo; sois las chicas de oro.
La coreografía, el dominio de los aparatos y la sincronización quedan patente en cada competición, pero existe un elemento de conjunción plasmado en el cruce de cómplices miradas cuando pisan el tapiz.
Este grupo de amigas son ejemplo de un trabajo bien hecho, de fuerte amistad y del triunfo del espíritu deportivo, son ejemplo para los grupos que la siguen en categorías inferiores. A todas ellas y a su entrenadora, enhorabuena.
