Situémonos en el Mediterráneo oriental, allá en la Grecia sabia y mitológica; eran los días que soplaba por el fuelle del mar el viento de Poniente y, en toda aquella zona se oía el bramido intenso de un enorme rebaño de toros sumado a aullidos estremecedores. Muchos de los que percibían ese mugido y alarido decían:
– “Es la voz del mar que está enfadado y ruge de ese modo”.
Euristeo sabía que el océano era una bestia indomable pues, es Pegaso cuando sobre él vuelan en alas de las velas los barcos y otras es el más bravo toro que arremete sobre la capa litoral de la superficie terrestre, pero este rey callaba y nada opinaba, bien sabía que lo que parecía horrendo y pavoroso era producido por ganado. Un día este sanguinario y ambicioso monarca llamó a Heracles y así le habló:
“Tienes otro trabajo más. Consiste en que acabes con ese rebaño que no me deja conciliar el sueño por la noche y me produce terrible desasosiego y nerviosismo y también elimina al perro que lo guarda. El amo ya te buscará para retarte.”
Hércules le responde:
“Señor, no creo que sea producido ese horrible sonido por bóvido alguno. Es el piélago que hay más allá, el que baña la Atlántida que pretende devorar a este mar y, a los que vivimos en sus orillas nos desea sumir en el más grande pavor. Golpea el cierre de tierra para someternos. Es muy fuerte”
Euristeo enfadado contesta:
-“Distingo la voz de los piélagos y la diferencio bien de esta. Así que, ponte en camino y abre las puertas de ese redil y cada cabeza que intente salir allí mismo acabas con ella para que ya no me moleste ese ruido tenebroso, mugido de inframundo , pues el dueño de esa vacada es el mismo Hades. Marcha y trae algunas cabezas de esas reses .”
Heracles le vuelve a sugerir:
-“Por favor, no se moleste, pero si con mi clava abro esa puerta todo el océano penetrará en este Mediterráneo y dejará de ser nuestro lago de felicidad, pues será como destapar la caja de Pandora y nos traerá infinidad de desgracias .”
El rey, levantando sus brazos a los cielos, exclama:
-“Vete a cumplir tus trabajos, este que te encomiendo es el décimo y, si además de uno te supone doble debes realizarlo , que importa que en vez de doce llegaran a ser trece.!!”.
Viendo el semidiós que era imposible hablar con Euristeo emprendió camino para hacer la gesta que le encomendaba. Cuando llegó al actual Estrecho de Gibraltar , entonces oyó los bramidos y los aullidos y comentó:
-“Tenía razón el rey , aquí se encuentra el rebaño de las olas pero también en Gadira hay el de toros y un can salvaje. Voy a abrir esta cerca montañosa.”
Dicho esto empezó a descargar con su maza golpes en aquellos montes y así el Atlántico entró en el Mediterráneo bajo las Columnas llamadas de Hércules, el actual Estrecho. Aplacó un rugido pero el más pavoroso seguía oyéndose por lo que , sin miedo alguno como es propio de ser de tan grande fortaleza, pasó a tierras de Gadira. Allí nuestro héroe se encontró con unos servidores del que dominaba aquella zona quienes le dijeron;
-“Señor, no nos mate, nosotros somos siervos de Gerión, unos de los muchos vaqueros que tiene, pero le avisamos, por su bien es mejor que dé la vuelta y regrese a su pueblo , este monarca de las Casitérides tiene la tropa más fiera y no está formada por soldados….”
Hércules quedó sorprendido que aquellos hombres le hablaran en su lengua, en la helénica, y les preguntó: -“¿ Cómo habláis en mi idioma, si vivís tan lejos de Grecia?”
Ellos le explicaron: -“Nosotros somos jónicos, miembros de una tripulación de un bajel que llegó hasta estas lejanas costas. Aquí nos hicieron cautivos los soldados de Gerión.”
Volvió Hércules a pedirles le aclararan quien era ese tal Gerión a lo que ellos le respondieron:
-“Es el tirano tarteso que controla y domina todas estas tierras, un ser inmensamente poderoso y rico, su fortuna es tan grande como su ambición y maldad. Por favor, marche, si lo ve será víctima o puede que quede convertido en uno de esos toros que braman”
El gigante les dijo:
-“No tengo miedo a nadie y por lo que me contáis más me atrae conocer a ese tirano y batirme en duelo con él.”
Ellos, muertos de susto, miraban alrededor por si alguien les veía y le explicaron:
-“Señor, usted tendrá mucha fuerza, dada su talla y musculatura pero con esa maza de olivo poco podrá hacer ante él, por mucha piel de león que le recubra. Ese monstruo es un tremendo mago, debe ser el mismo Mefistófeles personificado. Si le vence, que será lo más seguro, tendrá que tomar su pócima y ya perderá su apariencia humana.”
El griego les dice: – “¿Cómo es que vosotros no perdisteis vuestro aspecto de hombres?”
A lo que le contestan:
-“Muy sencillo, porque fuimos los únicos que no opusimos resistencia y aceptamos pacíficamente ser siempre sus servidores, pero todo aquel que aquí se presenta con belicosidad es derrotado. Gerión toma la siguiente decisión, o lo mata o lo convierte en el más bravo toro. Ve aquella polvareda que se levanta en las proximidades de aquella laguna. Esa nube no es de vapor de agua la levantan esos toros . Gerión que es mago les da a tomar una pócima o brebaje hecho con unas hierbas y bellotas especiales cuya fórmula solamente la conoce él y, cuando fuerza a que la beban sus presos , si son hombres se transforman en negros toros y si son mujeres en mansas retintas vacas. Comprenda, buen caballero, si viene con aires de conquistador le recomendamos que marche pues pronto le veremos hecho un bóvido más y luego tiene la costumbre de que cuando celebra fiestas …”
No pudieron continuar aclarando más detalles de los horrores de ese que tenía su fastuoso castillo en la isla Eritrea pues, se oyeron unos terribles aullidos que parecían infernales gritos del mismo averno.
Asustados y sin saber donde esconderse corrieron gritando:
“Huyamos que viene Orto”
No tuvo tiempo de preguntar Hércules quien era ese tal Orto, pues tras unos montículos que parecían dunas apareció la bestia. Se trataba de un perro enorme dotado de dos grandes cabezas. Más sorprendido quedó el legendario héroe cuando al ladrar, cada vez que por aquellas fauces emitía ese desgarrador grito salían llamaradas de fuego y humaredas terribles que abrasaban y cegaban. Rugiendo se abalanzó hacia él la fiera pero la clava del gigante hizo plena diana en una y en otra testa abatiendo al fiero can que emitió al morir tal grito que hasta la misma tierra tembló. Luego acudió el vaquero Euritión enfurecido voceando que despedazaría al que mató a su Orto, pero ante Hércules nada podía hacer y murió este terrible pastor. Al yacer el perro y el pastor la manada de toros bravos ya dejó de bramar y entonces, allá en Grecia, Euristeo dijo, mirando hacia el ocaso:
-“Gerión, ha llegado la hora de tu muerte. Seguro que Hércules ha cumplido su trabajo, pues ya no oigo ni los ladridos de tu perro ni el bramido de toros, así que podré dormir a gusto para siempre.”
No sabía este rey que aún el demoníaco ser de tres cabezas estaba vivo y, enterado del ataque de Hércules escapó por lo que más adelante sería llamado Ruta de la Plata y que podría también denominarse el Camino de Gerión pues por él huyó, buscando siempre el oeste, siguiendo el itinerario del sol. Se trajo consigo un rebaño de vacas mansas pues los toros bravos los dejó en Gadira para que hicieran frente a su enemigo. Desconocía el demoníaco mago que ante Heracles la pócima de bravura de esos resultaba ineficaz y no embestían al semidiós que podríamos considerar el primer matador. Todo aquel astado que le quiso empitonar, usando su maza como espada descabellado lo dejaba .Nada ni nadie le frenaba en su persecución en pos de Gerión quien, después de varias jornadas llegó a las tierras más occidentales de esta península y , una vez que estaba en la actual Galicia, usando su magia borró las huellas de su vacada y las suyas diciendo: -“ Que se levante una barrera de montes que sirvan de defensivo cierre a las tierras donde ejerceré mi hegemonía.”
En el instante, pronunciadas sus palabras mágicas, se alzaron toda esa cadena de altas montañas que se conocen con el nombre de Montes Galaicos. Aquí se creía seguro y pensaba que no sería descubierto. Heracles llegó ante ese macizo y fácil le resulto comprender que era orografía reciente y aunque no oía bramido de vaca alguna, pues ahora el mago Gerión les daba de alimento unos pastos que hacía a los bóvidos enmudecer, se percató que tras esa infranqueable barrera estaba el monstruo. Pensando como abrir camino en lo que aparecía como insuperable barrera se puso a meditar y. de repente se le apareció una deidad y así le habló: -“ Tu maza no la puedes mellar rompiendo montes. Ten en cuenta que solamente ella quebrará las tres monstruosas cabezas de Gerión, por eso yo a ti. el héroe de los héroes, te voy a proveer de un ariete de agua para que usado por tus colosales brazos abras un túnel y pases hasta donde está ese enemigo a no ser que te acobardes y decidas dejar aquí tu trabajo sin concluir, pero pienso que un valiente como tú, prefiere morir luchando a volver cobardemente para que Euristeo acabe con tu vida. Recuerda el consejo de las madres espartanas a sus hijos: o sobre el escudo o con el escudo.”
En ese momento, antes de que Heracles diera su respuesta que de seguro era aceptar proseguir con su hazaña, desapareció aquella deidad y allí mismo brotó una fuente. Al meter una de sus manos el gigante en ella se convirtió en un curso de agua con el que fue destrozando cualquier monte que le cortara el paso. Asiendo a ese río , el conocido posteriormente como Sil, y con el otro brazo empuñando su clava, llegó a una zona donde les cortó el camino un río que eran los siete brazos de Gerión. La lucha fue dura pero superó Hércules esa dificultad mas, le quedaban las tres cabezas aún, pero después de durísimas luchas los dardos mortíferos de Heracles abatieron al gigante. Sus cabezas las enterró en diferentes puntos; si yacían juntas volverían a unirse y dar vida al monstruo. Una la sepultó en la parte oriental de Galicia en un monte que se denomina Cabeza de Manzaneda, otra en la parte más occidental, la que es considerada fin del mundo, Fisterra y la tercera, en la base de la Torre de Hércules, ese faro que lleva el nombre del vencedor . Victorioso salió de este trabajo Heracles, al igual que de los otros dos que le quedarían, pero siempre que oía el rumor del mar se amedrentaba pues le parecía que era el rebaño de maldades de Gerión que pacía por las riberas del Cocito. Los toros y vacas recobraron su forma humana y ya no pronunciarían aquellos bramidos por estar presos de la mayor de las tiranias. Mientras las reses de verdad, la autóctona de Galicia, le gusto tanto que llevó Hércules algunos ejemplares porque deseaba que esa raza de bóvidos fuera conocida en el Peloponeso. Ni ligures, ni Caco ni el terrible Erix pudieron arrebatarle esos bueyes. Euristeo, viendo que eran de carne de calidad mandó sacrificar algunas a Hera y de entonces viene la fama de ternera gallega y se desembrujaron los toros y vacas que lo eran por encantamiento y quedaron los que son de pura raza. .
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