Manolo Ortega, vecino de Los Barrios y carnicero de profesión, tiene una pasión, el mundo del toro. Ese ‘gusanillo’ interior le ha llevado a correr desde que se lo permitió la edad el Toro Embolao de su pueblo, y desde hace cuatro años los encierros de Pamplona. Pero este verano, en Benaocaz, sufrió un inoportuno percance que fue su ‘bautismo de sangre’. Había corrido en encierro del Toro del Aguardiente de San Roque en las primeras horas del amanecer, y a continuación se trasladó a la Sierra Gaditana a correr otros encierros. Un toro lo volteó, le rompió el cubito, lo que le obligó a pasar por el quirófano y quedó maltrecho de otras dolencias. A pesar del susto, sólo piensa en volver a verse a la altura de un toro en un encierro por las calles de su pueblo.
“Siempre voy a los pueblos. Fui a San Roque. Terminé y me quedé con ganas. Me fui a Grazalema, Benaocaz y por ahí. Recién salido tuve el percance. Fue tontamente. Estaba frío, y recién salido se me puso de frente, le intenté hacer un quiebro, y me revolcó”, recordó sobre el suceso.
Se libró por poco de algo mucho peor. “Si llega a estar en puta y no estuviese afeitado hubiera sido fatal. Me pusieron una placa en el brazo. En el muslo tuve un hematoma grande y el escafoide dañado, y aún estoy con el hombro mal. Me han tenido que poner una plaqueta de doce centímetros”, indicó.
No es la primera vez que tiene un percance con un toro, pero sí ha sido el más fuerte. “Alguna vez me han dado un revolcón, de becerras o una vez en Paterna, pero nada grave como ahora. Esta ha tenido más importancia. Estas son las que no quieren los toreros, con rotura de huesos. Hubo una herida interna que fue la que me hizo daño”, explicó.
Tiene claro en qué piensa en estos días. “Me dicen que estoy loco, pero la verdad es que no dudo en ponerme otra vez delante del toro, aunque haya sido un susto”, explicó.
Tiene amplia experiencia en encierros, y ha acudido a la ‘madre’ de todos ellos, los de Pamplona, del que dejan como muestra un amplio catálogo de fotografías.“Llevo varios años corriendo en Pamplona. El primer año fue en el 97. Me calenté y lo hice. Antes me case joven, la casa y el primer año me fui con mi amigo Diego Herrera. Luego fui con Paco Rojas, y ahora llevo dos años que voy solo. He sido aficionado de toda la vida por mi padre y mi tío. Desde que tengo recuerdo he ido a los tentaderos y a las corridas de toros”, recordó.
“He toreado en capeas y tentaderos –añadió- antes estaba todo muy complicado. No es como ahora que hay escuelas. Antes es como lo que le pasó a ‘Sevillita’, que se tuvo que ir a Madrid. Ahora dicen que quieren poner una escuela taurina en Los Barrios. Si la hubiera habido en mi tiempo seguro que hubiera estado yo ahí”, indicó.