Martín Núñez, por conveniencia

>

Francisco Mateos.-

La temporada sevillana languidece con escaso brillo hacia su ocaso. Esta tarde, por segundo domingo consecutivo, una entrada lamentable en la Maestranza. Cemento y más cemento. De los pocos que allí estábamos sentados, si se quitan a los eternos ‘guiris’ y al amplio grupo de seguidores que trajo hasta la Maestranza el sevillano Martín Núñez, sólo quedamos algunos periodistas -vetados o no- y viejos banderilleros y toreros retirados y/o parados. La empresa está recogiendo lo que siembra: unos carteles sin imaginación, dándole la espalda a los novilleros sevillanos y con contados novilleros de interés. Cómo es la cosa que el único sevillano del cartel de hoy -bueno, y de las tres novilladas de este mes-, Martín Núñez, ha sido el más destacado del festejo… Menos mal que el destino -y Luis- me ha ayudado a tener un poquito de razón. Porque, como ya apunté, ¿a qué venía la inclusión de Fernando Labastida? Debe ser un ‘niño bien’, porque el chaval mexicano lleva todo el año metido en campos españoles, y eso cuesta un dinerito. Cuentan que su abuelo, ganadero, llegó a ser empresario de la Plaza México, y que la familia conserva ganado… Y hoy, su debut en España en público directamente en la Maestranza. ¿Por qué? ¿Qué argumentos taurinos existían para que este chico -al que le deseo la mejor de las suertes- estuviera toreando en el albero sevillano y Manuel Fernández -por ejemplo- sentado en su sofá de Dos Hermanas?

Canorea y Valencia -que esta vez sí estaban los dos en su burladero de empresarios- han visto de cerca los dos aspectos más positivos de la novillada de esta tarde: las maneras de Martín Núñez a pesar de no torear desde hace un año, y que el sevillano arrastra a un animoso y amplio grupo de seguidores. Decía Martín Núñez en una entrevista en este portal que tenía cerradas dos tardes en Sevilla: la de esta tarde y un puesto en la del 4 de octubre para los mejores. Creo que ha acertado en su predicción y debe estar en esa novillada final del día 4. La empresa lo debe repetir; aunque sólo sea por su propia conveniencia al meterle él solito 400 personas.

Noticias relacionadas