Perera, simplemente toreó

Miguel Ángel Perera le ha cortado cuatro orejas a toros de La Dehesilla y ha salido por la puerta grande tras encender pasiones en los tendidos con un toreo a base de valor y pureza. Enrique Ponce también paseó una oreja, ésta de poco peso, tras una faena técnica carente de emoción. Sin embargo, Morante de la Puebla, con un mal lote, provocó las iras del público que lo abroncó sin paliativos tras no querer ver al quinto, otro toro manso y complicado de la floja y descastada corrida de la Dehesilla y José Luis Pereda.

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HUELVA (Sábado, 1 de agosto)

TOROS: Se han lidiado toros de La Dehesilla y dos de José Luis Pereda -lidiados en segundo y cuarto lugar- justos de presencia, flojos y descastados. Noble aunque flojo el tercero. Segundo, quinto y sexto complicados

ESPADAS: -Enrique Ponce, de blanco y oro, silencio y oreja tras aviso.

-Morante de la Puebla, de rosa y oro, silencio y pitos tras dos avisos.

-Miguel Ángel Perera, de coral y oro, dos orejas y dos orejas.

INCIDENCIAS: Casi lleno.

MANUEL VIERA.-

Lo de Miguel Ángel Perera es sencillamente increíble, la ambición y entrega con la que salió a la plaza en tarde de toros aborregados, mal presentados, mansos y parados, es encomiable. La salvó, y de qué manera, toreando y encendiendopasiones en sus partidarios, e incluso en los que venían sólo a ver a Morante.

La faena de Perera al tercer toro de La Dehesilla, pese a mantenerse dentro de un tono sin demasiadas estridencias, perteneció por sensibilidad y concepción a esa categoría que actualmente constituye una de los más insobornables testimonios de verdad, y que por sí sola tuvo la facultad de emocionar. Fue un trasteo de altura, exigible desde los tendidos y puntuado con altísima nota. Desde los suaves lances a pie juntos hasta las ceñidas tafalleras del quite. Desde los pases ajustadísimos por alto hasta las series diestra de lentísimo toreo. No hubo continuidad con la izquierda, pero sí la quietud apabullante en el circular invertido, la ligazón del derechazo en un palmo de terreno, y sobre todo esos grandes detalles del pase por bajo y las ajustadas bernardinas que calaron hondo en una gente entregada a la causa. Hubo valor y pureza en su toreo, y una estocada que tumbó al noble y flojo toro. Dos orejas para el pacense, de esas que en Huelva se piden sin el más mínimo titubeo.

Pocas tardes se puede vivir la delicia y el placer del puro y desgarrado toreo de Perera. La emoción que provocó el trazo ceñido, conducido exquisitamente hastadetrás de la cadera y cargado de expresividad, se hizo patente en los tendidoscon el complicado sexto. Cada pase de la importante faena tuvo la intensidad de la emoción. La tuvo antes con la verónica auténtica y la tuvo después con el pase cambiado por la espalda, el soberbio circular y un toreo a derecha, templado y ceñido, que hizo las delicias de un público que casi llenaba los tendidos de La Merced. La estocada enardeció al publicó que de nuevo pidió los dos trofeos. Un presidente sin autoridad las concedió.

Parecía, como siempre, simple cuestión de tiempo que Enrique Ponce remontara faena al noble e invalido primero. Pero no fue así: un toreo cansino, escrupulosamente técnico y largo en el metraje apagó los ánimos de esta buena gente que lo tiene como torero de la casa. Y para colmo se eternizó con el descabello. Ponce tampoco estuvo bien con el cuarto, un animal muy flojo y de nobles aunque sosas embestidas. Toreó despacio con la capa y lo hizo también con la muleta, sin que la perfecta técnica y el virtuosismo del bien trazado pase provocaran una pizca de emoción en la gente. Se pasó de tiempo intentando agradar a un público que tras la estocada se le entregó hasta concederle una oreja de esas que llaman ‘de pueblo’.

Morante de la Puebla antes era así, y hoy ha vuelto a ser Morante. Cansó con el manso segundo, al que quiso con enorme voluntad meterlo en la muleta. Incluso le protestaron el trasteo y le pidieron terminar lo que muchos creían una falsa. Con la espada no estuvo bien y el silencio se hizo notar en la plaza. Sin embargo al quinto no lo quiso ver. Le pegaron fuerte y mal en varas para quedarse después gazapón en la muleta, embistiendo con mal estilo y mínima calidad. Morante no lo pensó, cogió la espada y se dispuso a escuchar la más sonora pitada que le han dedicado desde hace algún tiempo. Y es que Morante, dejó de ser genio para convertirse en artista. Y esta tarde lo fue.

RESTANTES CARTELES COLOMBINAS 2009:

– Domingo, 2 de agosto: Toros de Luis Terrón para Joao Moura, Hermoso deMendoza y Diego Ventura.

– Lunes, 3 de agosto: Toros de Núñez del Cuvillo y Benjumea para Emilio Silvera, José Tomás y El Cid.

– Martes, 5 de agosto: Espectáculo cómico-taurino ‘El bombero torero’.

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