Unos dicen que da infinito y otro que lo correcto es que da indefinido. Me quedo con que se trata de una división sin resultado posible. Me refiero a dividir por cero. Y algo de eso es lo que creo que está intentando Podemos respecto a Sumar: una división por cero que al final da un resultado también indefinido.
El martes, en vísperas de la celebración de la Constitución, el partido morado anunció que se iba al Grupo Mixto del Congreso. Sus cinco parlamentarios compartirán ahora techo, tiempos y presupuesto con el diputado del BNG y la tinerfeña Cristina Valido, una convivencia que ya veremos cómo se resuelve, pero en la que Podemos tiene mucho que ganar: tiempo, aunque sea breve, para subir a la tribuna del Congreso y recordar así que todavía existe.
En todo caso, no creo que este giro de 180 grados sea suficiente para que Podemos levante cabeza. La fuga de cargos orgánicos es continua y muchos se han pasado a Sumar ante la evidencia de que es ahí donde tienen cargos para repartir y donde, en apariencia, se cuenta con un proyecto que puede tener futuro. Podemos atesora, nadie lo niega, un pasado que tuvo momentos de fulgor, pero el presente da cierta lástima y desde la pena y el dolor por no tener un ministerio no parece que se pueda reactivar a un partido.
Los cinco diputados pueden complicar mucho la frágil y compleja mayoría que hizo presidente a Pedro Sánchez. Otra cosa es que esos parlamentarios vayan a compartir sentido del voto con Vox y el Partido Popular, pero en la deriva en que se encuentran Pablo Iglesias, Belarra y Montero, cualquier cosa es posible. Este miércoles ya se apresuraron desde Podemos a decir que ellos no harán el juego al bloque conservador, pero son rehenes de sus actos: se han apuntado a los golpes de efecto para no caer en el olvido y esa estrategia abre la puerta a cualquier cosa.
Resumiendo: Podemos llegó para cambiar las cosas y termina restando en Sumar y dividiendo entre cero. O sea, la nada.
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