Rememorando los 150 años de la Hermandad de San Isidro

Publicado en Benarax. Cuadernos de estudios sobre Los Barrios y Campo de Gibraltar, n.º 29 (1999), pp. 5-6

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Libro de cuentas de la Hermandad de San Isidro (1849-1894)Cualquiera que sienta interés por la historia de nuestra Villa debe reconocer que la devoción religiosa a San Isidro ha tenido una destacada función en su desarrollo desde principios del siglo XVIII. Es cierto que Los Barrios antes fue una alcaria o pueblo musulmán que se despobló con el avance reconquistador castellano y que a lo largo del siglo XVII recuperó parte de sus habitantes, siendo hacia 1698 cuando Bartolomé de Escoto y Bohórquez, chantre de la catedral de Cadiz, levantó un oratorio o ermita bajo la advocación de San Isidro en su cortijo de Tinoco, donde cada día festivo se rezaba misa para que la oyese el nutrido grupo de personas que había en torno a la misma. Sin embargo, el gran aumento poblacional se produce tras perderse Gibraltar en 1704, cuando buena parte de sus habitantes se exilian cerca de la ermita, al ser el lugar más cercano donde podían oir misas y satisfacer su demás necesidades religiosas. Por eso, junto a ella comenzó una nueva población, que se intentó llamar San Isidro, aunque pronto se impuso el nombre de dos Barrios o los Barrios, que era como desde finales del siglo XV se venía denominando a la despoblada alcaria musulmana, cuyo nombre árabe quedó en el olvido, aunque es probable que se tratase del Balbis citado gor el geógrafo al-Udri en el siglo XI, como trataré de mostrar en otro momento. [4//5]

De cualquier forma San Isidro se convirtió en Patrón de la nueva población de Los Barrios y por razones obvias su culto fue en auge, dando nombre a la nueva iglesia consagrada en 1760 no lejos de la ermita. Desde entonces el culto a San Isidro tuvo una gran importancia local, en cuyo honor anualmente se celebran, desde hace casi siglo y medio, las Ferias y Fiestas Patronates y también una romería desde hace 35 años, en la que participa activamente la Hermandad de San Isidro, surgida, en memoria de otra homónima que ya hubo en el siglo XIX, cuya fundación cumplirá su 150 aniversario el próximo día 8 de abril.

En efecto, ya mediado el siglo XIX y coincidiendo con un momento de auge local, se funda la primera Hermandad de San Isidro, según consta en un viejo libro de cuentas de la misma, conservado en el Archivo Parroquial y que comienza del siguiente modo: “Cuentas de Cargo y data que forma el tesorero de la Hermandad de San Isidro comprehensivas desde su creación que fue e1 8 de abril de 1849…”

Por dicho libro se sabe que esa primera Hermandad perduró al menos 46 años, desde 1849 a 1894. Cotejando sus ingresos y gastos se advierte que sus 8 primeros años debieron ser los de mayor aceptación en la localidad, ya que los ingresos anuales, sin contar los saldos, no bajaron de 5.000 reales anuales, llegando a tener un saldo de 9.225 reales en 1856. Tras varios años de menores ingresos, que en 1863 no llegan ni a 1.000 reales, entre 1879 y 1881 otra vez se superan los 5.000 reales, bajando desde esa fecha hasta 1894, cuando sólo ingresó 2.625 reales y gastó 2.477 reales, quedando sin cobrar una deuda de 4.562 reales a los herederos de dos de sus tesoreros.

El primer año de la Hermandad se organizó una rifa en la que los premios eran dos pañuelos de seda, una cajita de música además de un regalo comprado con un donativo de 60 reales. Su beneficio fue de sólo 200 reales, cantidad que resultaría escasa, ya que en adelante no se volvió a repetir ninguna otra rifa y los ingresos no fueron otros que la cuota de los miembros, alquiler de las insignias y nichos de su propiedad en el Cementerio, así como otros pagos derivados de los funerales de sus asociados. Así se explica que uno de los primeros gastos hechos por la Hermandad, en 1849, fuese contratar al maestro alarife Benito Grandy, para la construcción de nichos en el Cementerio, así como encargar una peana de piedra al cantero Andrés Gálvez y una cruz de hierro al herrero José Gutiérrez para la correspondiente huesera. Los restantes gastos fueron por adquisición de cera para los funerales de sus miembros, tela para mortajas, limpieza y adorno de la Iglesia en la festividad de San [5//6] Isidro, además de adornar la torre del campanario con laurel y banderas y hacer fuegos artificiales en la vispera del día del Santo, procesionar la imagen del [mismo] en su día o durante [las] rogativas contra la sequía, y años más tarde también la de Nuestra Señora de la Soledad en Semana Santa, estipendios al clero por los sermones del Patrón y de la Soledad, adquisición de dos trompetas, abono a bandas de música y organistas que acompañaron ceremonias solemnes o novenas, contribuir a los gastos de la procesión del Corpus, así como, en 1881, aportar 640 reales para la adquisición del nuevo monumento parroquial, etc.

Otros muchos datos curiosos se podrían [sacar] de la lectura del citado libro de cuentas de la Hermandad de San Isidro, aunque por falta de espacio debo dejar su comentario para mejor ocasión. No obstante, al menos haré referencia ahora de los bienes que poseyó la Hermandad en 1881, según constan reseñados: 84 nichos grandes, 14 pequeños de párvulos, 12 cirios, 8 faroles, 1 estandarte, 1 cruz de madera, 1 ataúd para hermanos, 4 blandones y una mesa, 1 paño para cubrir el ataud y un cuarto depósito en el Cementerio donde la Hermandad guardaba algunos de sus enseres y que parece ser el mismo que se menciona como capilla, en 1874. En cambio nada [más] se dice de una vaca erala que por 200 reales se compró en 1852 y se dejó con la piara de González de la Vega. Quizá fue un intento de buscar [otra] fuente complementaria de ingresos, que fracasaría igual que aquella primera rifa ya comentada.

Pero aparte del libro de cuentas referido, en el Archivo Parroquial de Los Barrios también se conservan algunos borradores y recibos de esas cuentas. En cambio, no se conserva su libro de actas, que sin duda contendría otros datos de interés. Tampoco se conservan los estatutos o instituciones de aquella primera Hermandad de San Isidro, en relación a los cuales se conoce que en 1852 se adquirieron pliegos de papel para redactar su redacción y que al año siguiente se sacaron copias de los mismos, siendo por tanto posible que uno de esos ejemplares aún se conserve en el Archivo Histórico Diocesano de Cádiz, a la espera de que algún día alguien los localice y saque a la luz pública.

Resta para acabar, decir a quienes corresponda, que coinci­diendo con los 300 años de la fundación de la ermita de San Isidro y los 150 años de la Hermandad de San Isidro, sería una buena ocasión para colocar en lugar idóneo una lápida que recuerde que en torno a la ermita de San Isidro comenzó la nueva población de Los Barrios a principios del siglo XVIII. [6//]

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