¿Se nota la diferencia entre los vinos de lujo y los baratos?

Seas o no un gran conocedor de vinos, lo más probable es que cuando hayas tenido que elegir qué vino llevar a una cena o con qué vino celebrar una buena noticia te hayas guiado, entre otras cosas, por su precio de venta para intuir su calidad. Y, aun así, siempre ronda la misma pregunta: ¿de verdad este vino merece la pena o en realidad está al mismo nivel que uno mucho más barato?

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Antes de decidirte por uno, debes tener en cuenta que no todo termina al abrir la botella. Saber cómo conservar el vino o decidir colocar una buena vinoteca en casa que mantenga la temperatura óptima son algunas técnicas básicas para mantener el sabor, el valor y la esencia de un vino. Y, especialmente al elegir un vino de alto nivel, estos mimos son fundamentales.

Te contamos las razones por las que una botella de vino se vende como un producto de lujo mientras que otra cuesta menos de dos cifras. Y no, no solo se trata de marketing, aunque una botella bonita también juega un papel importante.

Razones por las que un vino puede ser (mucho) más caro que otro

El viñedo. El terreno de cultivo va a ser un punto clave en el precio. El suelo debe tener las propiedades necesarias para la vid. Debe ser un suelo seco, poco fértil y con un correcto pH. La localización del viñedo va a influir, en primer lugar, porque algunas zonas son sencillamente más caras que otras. Y, en segundo lugar, porque algunos viñedos populares aportan reputación y personalidad al vino.

Materia prima y técnicas. Uno de los criterios más comunes entre aficionados y expertos es alabar aquel vino que envejece en barricas de roble europeo. O fiarse más de los viñedos que producen menos uvas, pues estas tendrán un sabor más exquisito. Y no les falta razón. Hay multitud de técnicas de cultivo y vinificación que van a resultar determinantes en la calidad del vino y en su sensación en el paladar. Las bodegas que invierten más dinero en buenos materiales y en un proceso cuidado y pulido, como es evidente, demandarán un precio mayor por su vino.

Imagen y opiniones. Un packaging atractivo y una estrategia de marketing bien pensada elevan indudablemente el precio final. Ambos quedan en manos de cuánto quiera invertir la empresa. Pero las opiniones, en cambio, están en manos de los consumidores. Las críticas de expertos enólogos y las buenas reviews en aplicaciones, foros o webs especializadas añaden caché a un vino. Y el caché, al final, se traduce en demanda y añade números a su precio de venta.

Sabor. Es obvio, y va en línea con todo lo demás. Pero lo cierto es que no siempre coincide el nivel del proceso de fabricación con el sabor. Muchos vinos de precios inferiores han demostrado poner en entredicho las opiniones de muchos catadores que los han confundido con vinos de lujo.

La edad del vino o la madera en la que este se ha conservado son criterios más o menos medibles y relativamente fáciles de aplicar una vez se adquieren las primeras nociones sobre enología. Pero poder percibir los matices más sutiles o la variedad de aromas, así como identificar el tipo de textura y su consistencia, son habilidades que solo se adquieren con la experiencia.

Además de estos factores principales, también intervienen otras variables de forma indirecta, como los impuestos sobre el alcohol que se apliquen en el país en cuestión. Pero, para saber hasta qué punto el precio y la calidad están en buen equilibrio, puedes empezar a prestar atención a estos tips que te hemos dado para ir mejorando tu juicio y no dejarte engañar por una etiqueta.

Conocer las diferencias entre un vino de lujo y un vino barato es el primer paso para saber elegir con conocimiento, adquirir un criterio propio y certero y tomar la decisión correcta.

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