Setas, esquivas y seductoras

En pocos años, de ser fuente inagotable de temores y no pocas sospechas, las setas han pasado a ser una codiciada pieza de nuestros bosques y campos.

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Pasear tras las setas, un placer delicioso

Muchos, los más, las buscan con objetivos gastronómicos, pero también los hay interesados en sus indispensables beneficios ecológicos, sus propiedades medicinales y otros aspectos científicos de diversa índole, incluidas sus aplicaciones en estética corporal.

Y, por supuesto y cada vez más, por su esquiva y atractiva belleza.

Las setas son esos geniecillos que salpimientan con su variedad de colores, tamaños y formas muchos de nuestros mejores paisajes haciendo precisamente eso, que sean aún mejores.

Cropino comatus, ejemplos de lo variable de las formas en las setas

Auténticos duendecillos de la biodiversidad, recorren sin andar todos los ambientes y rincones de nuestro entorno. Unas veces son agrestes, otras más delicadas y encantadoras. De colores vivos o apagados. De formas clásicas o de apariencias imposibles. Muchas raras, otras bonitas y algunas muy bonitas, magníficas y algunas otras realmente feas.

Las encontramos de forma individual o en grupos, grandes o pequeños. En el suelo o sobre él, en “moñigas” de vaca o en troncos de arbolado e incluso en sus hojas. En bosques cerrados o abiertos o en campos de pastos. A la sombra o al sol. En lo público y en lo privado. Especialmente en otoño e invierno, pero también en primavera, y casi inexistentes en verano.

Por lo general, son poco longevas, efímeras más bien. Las más valientes sobreviven unos días, otras, hoy están y mañana puede que ya no, o ayer no estaban y hoy puede que sí. Casi se puede decir que juegan con nosotros, o al menos, sí que nos entretienen.

Los champiñones, una apuesta segura. Alguien se va a dar un homenaje.

La mayoría presentan un profundo olor a humedad, otras de curiosas y hasta agradables fragancias y algunas de olores realmente fétidos y pestilentes. Algunas tienen sabor picante, otras no presentan sabor alguno, pero las hay realmente ricas, ricas, suculentas, verdaderos manjares. Poseen no pocos beneficios para nuestra salud y son recomendables para nuestra variada dieta mediterránea, especialmente, las que son indudablemente comestibles. Las que no tienen valor gastronómico, las tóxicas y las mortales, ésas no. Y en esto sí que hay que ser inflexibles: sólo recolectar y consumir aquellas de las que estemos total y absolutamente seguros. No vale la pena jugársela. Si no localizamos las que nos gustan, el agradable paseo y los ratos en los que juegan al escondite con nosotros ya es suficiente regalo.

En definitiva y sin duda, las setas son los seres vivos más excéntricos y alocados de campos y bosques… y tan atractivas.

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