Cuando uno no quiere dos no discuten
Sánchez, “parriba”. Sánchez, “pabajo” … “amnistía” … “condonación de deuda” Etc.… Etc.… El asunto de la investidura y los pactos con los partidos separatistas lleva emocionando, conmocionando, enfadando, sonrojando, a propios y extraños. Nunca antes en el seno del PSOE se han oído voces tan altas y discordantes, con roturas de carnets inclusive. No ha sido infrecuente que miembros de este partido se pongan de perfil, pero en esta ocasión no había donde esconder la cara por muy de perfil que alguien se pusiera. Hay quienes asumen el reto de las contradicciones contradictorias y enuncian los parabienes de la orientación dada por Pedro Sánchez a la línea política de este partido. Sottovoce hay quienes, incluso exponiendo su apoyo a la investidura, por aquello de considerarla una salida a las tensiones políticas creadas por el separatismo en los últimos años, llegan a convenir que el partido “se rompe”.
No todas las personas valoran la investidura con la misma vara de medir: Hay quienes utilizan el garrote de aporrear al contrincante y aprovechan la ocasión -puesta a huevo- para propinar críticas a mogollón. Hay quienes, aún perplejos, ven como donde se decía “digo” ahora se dice “desdigome”. Cómo la fuerza de la palabra dada, otrora acero, quiebra y se antoja mantequilla, por mor de la “conveniencia” -para muchos- o para hacer de la “necesidad virtud”, aunque romper lo prometido de virtuoso no tiene nada de nada. Con todo y con ello, por aquello de que para llegar a lo alto en alguien hay que apoyarse, Pedro Sánchez y quienes le secundan, ofrecen la visión de una solución al conflicto separatista a través de la amnistía, el diálogo (mediado) y las dádivas y condonaciones, plegándose a las “exigencias” reclamadas si con el voto se desea contar.
Desde fuera del mosqueo se antoja sorprendente la habilidad del Sr. Sánchez para convencer a sus propios compañeros de partido de que sus decisiones son buenas: primero para el partido y más allá, para España. Aunque alguna persona se preguntará qué idea de España se encuentra en la mente de D. Pedro. Porque si la naturaleza de ese concepto se asemeja a la inconsistencia y variabilidad de su pensamiento político podría concluirse que España es un líquido que no sólo puede tomar formas diversas, en función del recipiente que lo albergue, sino que, además, a fuerza de calentarlo hasta hervirlo, puede menguar su volumen. De cualquier forma, y siempre desde una serenidad que sólo es posible alcanzar situándose fuera de los debates, el tiempo -a corto plazo- irá mostrando la estela de esta sorprenden travesía en la que se han embarcado Pedro Sánchez y su partido. Sobre la Investidura, ya consumada, basta apuntar que es palabra compuesta de IN y Vestidura. Lo de vestirse con poder es claro y diáfano. Lo que el tiempo dirá si la “IN” supone “desde dentro”, como así sugiere el diccionario, o el prefijo “IN” en este caso tiene connotaciones en negativas como en las palabras: Inacabable, incomunicar, inacción, impaciencia, ilegal, irreal. Que, aunque parezca elegidas al tema que ocupa, todas ellas ofrecidas como ejemplo por el mismo diccionario.
Negociar, dialogar ¿Quién lo afea? El punto donde se apoya toda negociación y diálogo es la existencia de que en algo se coincide, por pequeño que sea. Y como este punto no parece que exista a muchas personas se les antoja que esta trama puede acabar en drama. Porque no le queda duda ni a D. Pedro ni a su partido (es más estarán convencidos de ello) que cualquier acuerdo negociado no puede ignorar la necesidad de que sea asumido en clave de igualdad para todos los territorios que conforman España. Andalucía un 4 de diciembre de 1977 así lo expresó, en las calles y plazas, para el 28 de febrero de 1980 validarlo mediante referéndum. Único referéndum celebrado en España. En los próximos meses, los acontecimientos mostrarán el rumbo o los rumbos que va tomando este asunto. Por ello, una vez pasado el auténtico “Rubicón” de la investidura, solo le queda al PSOE avanzar hacia los deseables objetivos hechos públicos, que se antojan inalcanzables para muchos. ¿Cómo conseguir que todas las personas que juntas viven en España se sientan igual y dignamente tratadas? Mucho hay que avanzar en este macro objetivo. Y aunque el aspecto territorial y separatista es esencial igual de importante es garantizar que, también juntas -iguales y diversas- todas las personas puedan llegar a fin de mes de manera saludable y feliz y que las nuevas generaciones tengan la certidumbre que, haciendo lo que se les pide, en su adultez y ancianidad podrán vivir de esa manera. Pedro Sánchez y el Partido Socialista Obrero Español, arriesgan mucho en esta aventura que se antoja “Misión Imposible” teniendo siempre presente aquello de que en asuntos vitales los experimentos “sólo con gaseosa”.
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