“Se extraen del mar millones de metros cúbicos de agua al año. Se utiliza cloro para desincrustar, sin saber las consecuencias que esto conlleva en el entorno. El destrozo que causan en la captación de agua para refrigeración, al destruir una biomasa impresionante de fitoplancton y otros organismos, supone un impacto que sólo se evalúa en las centrales térmicas de EE UU, no de Europa”, señalan los ecologistas.
Verdemar entiende que “la utilización de aguas de mar conlleva la destrucción de captadores de CO2 (todos los productores primarios) de manera brutal y que nadie lo contabiliza. Los microorganismos que forman el fitoplancton son la base de la cadena trófica y los responsables del 50% de la producción primaria anual del planeta. Al igual que las plantas y los árboles, capturan dióxido de carbono para crecer y producen oxígeno mediante la fotosíntesis”.
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