Para vivir el presente lo primero que tenemos que hacer es aceptar el pasado. La imposibilidad de aceptar el pasado está determinado, entre otros, por la añoranza. Por lo general, aquellas personas que siguen pensando en el pasado, añoran sus antiguas vivencias, sobre todo, si consideran que su presente no es muy gratificante.
Por ejemplo, hay determinadas fechas en las que es frecuente escuchar a personas decir “no me gusta”, ya que echan de menos a lo seres queridos que ya no están. Este sentimiento de añoranza les hace pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, lo que provoca más mal que bien, ya que cuando la persona se da cuenta que es imposible regresar al pasado, su estado de ánimo se verá mermado.
Mientras que la persona se mantenga aferrada al recuerdo, será imposible que viva plenamente el presente y no se dará cuenta de que existen otras muchas sensaciones y experiencias que traerán consigo altas dosis de felicidad.
Algunos consejos para vivir el presente de manera plena son:
- No comparar el presente constantemente con el pasado y valorar los aspectos positivos de la situación actual
- Aceptar que la vida es un flujo continuo y cambiante
- Darse tiempo para acostumbrarse a los cambios, aceptando poco a poco las cosas nuevas que se nos presentan
- No culpabilizarnos por los errores que hayamos cometido, ya que estos forman parte del aprendizaje. En este caso, se debe tener una actitud positiva e intentar no volver a cometer los mismos fallos
- Por último, debemos tener confianza en el futuro, y pensar que viviremos momentos mágicos, pero que somos nosotros mismos los que debemos extraer esa magia de cada momento
No se trata de evitar los recuerdos. El objetivo es poder mirar atrás en paz y con tranquilidad, teniendo la inmensa satisfacción de haber podido vivir esos momentos, ya que como he empezado este artículo, sólo podremos vivir el presente cuando hayamos aceptado el pasado.
“Debemos utilizar el pasado como trampolín y no como sofá”
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