Volver a nacer

El banderillero sevillano Paco Peña es cogido por el pecho de forma dramática y angustiosa en el primero, resultando milagrosamente indemne de la voltereta en el vientre. El colombiano Luis Bolívar le corta una oreja al sexto toro, que fue el único que medio se dejó de un nuevo desastre ganadero. El sevillano Antonio Barrera se estrelló ante su habitual lote de toros imposibles en su único paseíllo sevillano. El francés Juan Bautista no ha tenido material pero tampoco ha dicho nada con los engaños que quede en la retina de lo auténtico

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TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Peñajara, serios, de descarada cuerna. El primero, áspero y complicado. el segundo, descompuesto y cabeceando. El tercero, correoso pero sin entregarse. El cuarto, tardeando y descastado.

ESPADAS:

-Antonio Barrera, de grana y oro, silencio y silencio.

-Juan Bautista, de berenjena y oro, silencio y silencio.

-Luis Bolívar, de grana y oro, silencio y una oreja.

INCIDENCIAS: Dos tercios de plaza.

Francisco Mateos.

La noticia del festejo no es la oreja de Bolívar, sino que Paco Peña sigue en el pais de lo vivos, afortunadamente. El comienzo de la tarde no pudo ser más escalofriante. El ecijano Paco Peña quedó prendido del pitón drecho del cuerno a la salida de un par de banderillas. La imagen del menudo torero sevillano, con la mano apoyada en la mazorca del pitón y el cuerno metido dentro del chalequillo, zarandeando al torero en agustiosos y largos segundos nos trajo a la memoria aquella imagen tremenda de Montoliú dejando su vida en este ruedo. Sólo la ‘tranquilidad’ del torero sevillano, tratando de permanecer con su barriga paralela a la curvatura del pitón, y, sobre todo, el capote divino, permitieron que Paco Peña saliera indemne de la espeluznante cogida. Ya no nos recuperaríamos del impacto visual del momento. La faena de Barrera, con un toro áspero y complicado, no tuvo relieve. Sí lo tuvo una valerosa estocada. Su tercero fue un descastado animal que no le dejó hacer nada de brillo. Su enorme voluntad, una vez más, se estrelló en Sevilla con un lote imposible.

Luis Bolívar se llevó el número ‘agraciado’ del sorteo de hoy. Y no es que tuviera mucha gracia el bicho, corrido en sexto lugar, que era alto y sin guardar proporciones. tampoco es que tuviera clase, pero se movía, iba y venía. Y eso, amigo, en el pais de los ciegos, es como ser tuerto. A estas alturas de la feria telonera cobrada a precio de farolillos, con los fracasos de Conde de la Maza, Palha y ahora Peñajara, el personal se conforma con lo más mínimo. El colombiano, listísimo, lo mantuvo en las afueras -que no era fácil- y como viene enrachado de América y tiene ‘cositas’, pues dejó una faena paciente, compacta y bien engarzada, que le valió a la postre una oreja de esperanza ante su futuro. En el tercero, se gustó con el capote. En la faena el toro cambió a peor, porque aunque quedó correoso, nunca se entregó en la muleta del colombiano, muy afanoso y con altibajos también, con más corazón que cabeza quizás.

Juan Bautista -apoderado este año por el sevillano Eduardo Dávila Miura- tampoco tuvo suerte. El toro segundo se pegó una enorme voltereta, apoyándose con el cuello torcido. A partir de ahí el toro se movió pero sin calidad, con cabezazos y tardeando. El francés hizo lo que pudo, ni mucho ni poco; estuvo el hombre. En el quinto se mostró hasta pesado intentando que el toro embistiera una y otra vez.

Se consumó un desastre ganadero más. El bendito público se lo traga todo a la espera de los cuatro o cinco días de verdaderos farolillos. Y aquí y después gloria.

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