ASTADOS: Se han lidiado astados de la ganadería de Fermín Bohórquez, nobles, mansos y parados. Destacaron segundo y cuarto, por nobleza y buen son.
REJONEADORES:
–Fermín Bohórquez, silencio y vuelta al ruedo.
–Pablo Hermoso de Mendoza, saludos y silencio.
–Diego Ventura, una oreja y una oreja.
INCIDENCIAS: Plaza llena. El caballo ‘Silveti’, de la cuadra de Hermoso de Mendoza, ha sido cogido por el quinto astado, sufriendo una cornada de 30 centímetros en zona muscular, limpia, con una única trayectoria, sin tocar huesos ni órganos importantes. Tras la intervención y quince días de reposo podrá incorporarse de nuevo a la plaza.
Manuel Viera.
A Diego Ventura le acompañan muchas virtudes. Posee el encanto natural de los grandes, un valor de miedo, un increíble y fácil dominio del caballo, y una quietud delante del toro apabullante. Y así, cada tarde, se descubren más y completas cualidades de este caballero que deleita con una tauromaquia distinta y al filo de lo imposible. Singularmente dotado de un extraordinario valor, de una formidable técnica en el manejo de sus cabalgaduras y de un talento de privilegio, Ventura, es un torero capaz de emocionar con un solo quiebro, con una pirueta en la misma cara del toro. Así lo hizo con el parado y soso tercero que, tras dejarle un rejón excesivamente delantero y otro en mejor sitio, sacó a ‘Manzanares’ para clavar a una mano, hacer las suertes muy despacio y exponer con piruetas en la misma cara del toro para sacarlo de tablas y provocarle la arrancada. Montando a ‘Morante’ citó en la distancia corta, muy despacio en el cite y muy puro al clavar. Se lució con banderillas cortas cabalgando sobre ‘Califa’, llegándole muy cerca en una labor técnica y arriesgada. Mató de rejón en lo alto.
También parado resultó el sexto, por lo que el toreo a caballo del lusitano-sevillano alcanzó maravillosas cotas de emoción al citar de frente, quebrar recreándose en la suerte, clavar con lentitud y adornarse con espectaculares cabriolas a la salida del par. Arriesgó con ‘Nazarí’ esperando la embestida y haciéndolo muy cerca, falló en el primer intento después de galopar a dos pistas, pero lo hizo en un segundo muy bueno y al estribo. Con doble quiebro puso banderillas a una mano sobre el debutante ‘Ginés’, y clavó las rosas cabalgando sobre ‘Califa’. Los adornos de la firma y un rejón seguido de descabello pusieron fin a una actuación premiada con oreja.
El recital de toreo a caballo de Hermoso de Mendoza con el segundo toro de la tarde, el mejor de la descastada corrida de Fermín Bohórquez, ha sido sublime por sinceridad y belleza, alcanzando una nueva demostración de talento, seguridad y valor absoluto, teniendo la virtud de mostrar las vísceras de un toreo a caballo ajeno a las pesadas tardes de rejoneo anodino. En cierta forma, el toreo de Mendoza viene a tener el efecto contagio. Cuando quien más y quien menos sale de la plaza realizando filigranas virtuosas con imaginarios caballos tras ver emanar en el ruedo la sensibilidad de una tauromaquia genial y valerosa. ¡Qué formidable sentido del temple! ¡Qué forma de galopar de costado al hilo de las tablas y cambiar de sentido por los adentros! Pablo Hermoso perdió las orejas por los fallos con los aceros. Una lástima, porque la demostración de poderío, elegancia y acierto al clavar rejones de castigo y banderillas fue todo un espectáculo en este arte de Marialba.
Con ‘Chenel’ galopó a dos pistas y toreó y clavó al quiebro con una despaciosidad y ajuste exquisito. Con ‘Ícaro’ toreó muy cerca, de cara a cara, para clavar después al estribo con perfección absoluta. Emocionó con los pares de banderillas cortas a dos manos… sin que la importante obra quedara rubricada después con el rejón de muerte. Al parado quinto lo templó de salida en minúsculos círculos montando a ‘Dalí’. Todo muy de cerca, con perfecto conocimientos de las distancias, toreando con el banderín como si de una muleta se tratara. Después todo cambió tras ser corneado su caballo ‘Silveti’ mientras citaba en banderillas. Le costó un mundo hacer moverse al toro. Clavó las cortas montando a ‘Pirata’ y tras fallar de nuevo con el rejón de muerte presto acudió a las cuadras en busca del caballo herido.
Clasicismo y pureza son las notas características del rejoneo de Fermín Bohórquez. Y lo hizo sólo en los primeros compases de la lidia del primero, ya que el toro se desangraba por momentos tras un mal colocado rejón de castigo, echándose con sólo un pinchazo. Con el cuarto, un toro con buen son en sus embestidas, se lució con ‘Nevado’ clavando a dos manos y toreando con la cabalgadura con elegancia y sin aspavientos. Mató de rejón trasero y caído y dio una vuelta al ruedo que supo a poco.