Patricio González
La muerte de Paco de Lucía ha dejado en un segundo plano, al menos en Algeciras, la conmemoración del Día de Andalucía que este año ha llevado consigo un puente para los que tienen trabajo y la desesperación para ese 40% de andaluces que están en el paro.
Nada que celebrar porque ya la vieja aspiración andalucista apenas si tiene sitio en esta tierra de mis entretelas que para empezar a escapar del ostracismo tiene que empezar a escaparse del corsé falso que se nos tiene del chiste, la gracia, el duende, la luna, los lunares, la reja. Hay que escapar de todo lo que los políticos quieren colocarnos en el escaparate como si Andalucía fuese una tienda de souvenirs. Somos todo lo que no funciona, la charanga y la pandereta de España, los que animan a la selección.
No ha habido revolución cultural que haya conmovido los cimientos de un espíritu autóctono. No ha habido milagro económico más allá de aquel ascenso general que se dio en España y subimos los últimos a ese ascenso y hemos bajado los primeros.
Cuando hubo que creer en políticos autóctonos, Andalucía entregó su alma a Felipe y a Alfonso Guerra, que, desde luego, no estaban por la labor de empujar a Andalucía. Luego hemos tenido un virrey casi eterno(Chaves). Luego un Griñán que nunca ha ganado unas elecciones y una Presidenta que tampoco se ha presentado a las mismas.
Pero a nadie de todos estos le ha dado por buscar soluciones al drama social que padecemos los andaluces. Al atraso en que nos encontramos.
Pero nosotros nos lo tomamos con filosofía. El estoicismo nació aquí. Y a veces este estoicismo viene acompañado de un puente como en este año. Pues nada a tomarnos un desayuno andaluz y que nos den.
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