-“Gracias, abuelo, no sabía que tengo gran cantidad de esas flores, ya que son muchos los amigos que tengo”.
Él con regocijo contesta:
– “Cuanto me alegro de que así sea; ahora, nieto mío, cuídalas que nunca se marchiten por culpa tuya, ya que el cuidado de esa flor depende de dos. Te repito, que no sea tu negligencia, abandono y desconsideración lo que haga secar la flor más necesaria en la vida”.
Con estas fenomenales reflexiones dimos por acabado aquel paseo pues ya iba a anochecer y regresemos a nuestra casa donde nos esperaban los demás miembros de la unidad familiar.
En verdad que desde aquel día siempre tuve en cuenta colaborar para que esa singular manifestación floral creciera sana y fértil.
No habría pasado un par de años cuando el abuelo se puso muy grave. Lo llevamos a un centro sanitario y allí los especialistas nos dijeron que era grave la situación y que era preciso hacerle unas transfusiones de sangre pero ninguno de nosotros sus familiares teníamos su grupo sanguíneo. Estábamos consternados porque no podíamos hacer nada por salvarlo. Con nosotros estaban algunos de sus amigos quienes enterados de la situación crítica habían acudido al hospital. Nada más enterarse de ello dijeron a los sanitarios:
– “ Por favor, comprueben si alguno de nosotros tiene su mismo grupo sanguíneo.”
Al realizar la prueba dos de ellos lo tenían y con dilación dijeron:
-“Extraigan nuestra sangre, toda la necesaria para salvarlo.”
Mis padres no sabían como agradecer la entrega y ayuda que estos daban .Uno de ellos respondió:
-“No tienen nada que agradecernos , este es el fruto de la flor de la amistad. Esa no solamente debe manifestar su colorido en los momentos bonitos y festivos de la vida, en los instantes de diversión es fácil mostrar la corola vistosa pero, donde más es necesaria la misma es en casos como en esta crítica situación.”
Gracias al altruismo solidario de sus amigos el abuelo se recuperó y, ya en la misma cama de la habitación , rodeado de las flores familiares y las de la amistad me dijo esbozando una sonrisa:
-“Te acuerdas, nieto querido, aquello que te expliqué un día de la flor de la amistad, aquí me tienes hoy entre vosotros gracias a su néctar, la entrega solidaria que mostraron mis amigos. Obra siempre en justa correspondencia pues, no lo olvides, esa flor debe tener sus raíces en dos corazones que tienen a gala llamarse AMIGOS/AS.”
Desde entonces comprendí lo valiosa e imprescindible que es hacer brotar esa flor ya que gracias a ella nuestra existencia se desenvolverá en ambientes primaverales. Percibiendo su aroma tendremos muy asegurada parte de la felicidad. Procuremos ampliar el ramo de flores de la amistad pero, eso sí sin posesión y regándolas con mucho respeto.
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