El Consumo esencial del poder del pueblo


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Rafael Fenoy Rico | Secretario de Comunicación Educación CGT

Un pueblo que dirige autónomamente su consumo, que es soberano de lo que compra es un pueblo libre. En el sistema de producción capitalista todo bien, producto o servicio, que se produce adquiere la categoría de mercancía cuando se intercambia. En esas mercancías se deposita la energía del trabajo que hemos desarrollado y en el mercado se tasa en un precio, que en definitiva integra el valor de nuestro trabajo como productores, junto con otros valores debidos a la comercialización del producto, aumentado por el beneficio empresarial añadido por aquellos que intervienen en esa comercialización: empaquetadores, transportistas, mayoristas, minoristas, publicitarios….

La información que las personas tienen de todo este proceso, cuando van a decidir qué mercancía comprar, es limitada y muchas veces nula. La normativa de consumo establece requisitos en el etiquetado de los productos a comprar y aun cuando se cumpla con ella, es difícil al consumidor informarse adecuadamente. La información que contienen las etiquetas es de difícil acceso: desorganizada, letra pequeñísima o no se encuentra. Además la distancia entre el consumidor y el productor se ha ampliado sobremanera. Rara vez comprador y productor se ven las caras.

La inmensa mayoría de las compras se realizan sin conocimiento de quien, donde, con qué y cuándo se ha producido la mercancía. Esta distancia informativa se acrecienta porque podemos perfectamente comer, vestir o utilizar productos que han viajado decenas de miles de kilómetros. Bastantes de ellos con precios finales que reflejan la “fatiga” de tan largo viaje y el trasiego por tantos intermediarios. Pensemos en cerezas chilenas, vayas del Canadá, palos de Golf de Estados Unidos…. Otros productos, muchos, a pesar de producirse en países muy lejanos, Indonesia o China, tienen un precio tan exiguo, para nuestro poder adquisitivo, que nos llena de estupor.

Nuestra decisión de compra afecta directamente al flujo del dinero. En el Capitalismo el gran poder se residencia precisamente en el Dinero y por ello cualquier acto monetario, por pequeño que se nos antoje, es una manera eficiente de ejercer el escaso poder que tenemos. Si por un momento se coordinaran los compradores, los consumidores, llegarían a generar un Tsunami macroeconómico. Cuando como personas de manera coordinada organizamos el consumo estamos ejerciendo realmente nuestra soberanía como pueblo.

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