Patricio González | Escritor y Analista
Según el último informe de Cáritas Andalucía sobre exclusión y desarrollo, el 34% de la población andaluza no cuenta ya con ningún familiar que le pueda ayudar económicamente cuando la situación económica aprieta. La red de ayuda familiar para esos 2,8 millones de andaluces ha mermado considerablemente en los últimos años y amenaza con empujarlos a una situación de exclusión social grave.
La pobreza en Andalucía no entiende de recuperación y cualquier atisbo de brote verde es un mero espejismo. El documento cifra en un millón de personas en Andalucía -repartidos en 334.000 hogares- instalados en situación de exclusión severa, es decir, que reúnen condicionantes que van más allá de la pérdida de ingresos económicos o las dificultades para encontrar una vivienda digna.
El informe no deja lugar a dudas. Andalucía es una de las comunidades autónomas con mayor riesgo de pobreza de España, con la segunda tasa de exclusión social de España, situada en el 38,3%. Su conclusión es clara: la crisis económica no es la única causa de la situación de precariedad en la que viven cientos de miles de personas, es también una consecuencia del modelo social llevado a la práctica desde hace varias décadas.
Miles de personas ya estaban en situación de exclusión antes del estallido de la crisis económica actual, y en los últimos años han entrado muchas más y de manera más rápida por culpa de la implantación de unas políticas sociales restrictivas.
El informe de Cáritas está plagado de datos que ponen de manifiesto esas consecuencias. Uno de ellos es que en Andalucía, el número de personas sin ningún tipo de necesidad de atención social -denominadas en el texto como de integración plena- son ya una minoría. Mientras en el año 2007 el porcentaje de población en ese segmento era del 47,3%, en 2013 dicho porcentaje descendió hasta el 30,9%, o lo que es lo mismo, 697.000 hogares integrados por 2,1 millones de andaluces.
El acceso a la atención sanitaria tampoco escapa bien en el retrato pintado por Cáritas. En dos de cada diez hogares de Andalucía tienen problemas para seguir un tratamiento médico y la misma proporción afecta a las familias cuyos miembros no pueden llevar a cabo una alimentación equilibrada desde un punto de vista nutricional por motivos económicos. En el caso de personas que necesitan gafas o una dentadura nueva y no han podido comprarla el porcentaje se sitúa en el 15 por ciento.
Los responsables de Cáritas, conscientes de asumir “un papel que no nos corresponde” -canalizan un porcentaje de ayuda social cada vez mayor que el de los servicios públicos-, hacen un serio llamamiento a la responsabilidad social tanto pública como privada.
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