NOVENA PROVINCIA

Intolerable en democracia

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Algunas cosas del pasado podemos considerarlas como una infamia. No hace tanto, uno de los chistes de tasca que se escuchaban era eso de ‘algo habrá hecho’ si la noticia que se podía ver y escuchar en la pantalla del televisor trataba de violencia de género, o de un asesinato de una mujer por el hecho de ser, eso, una mujer. Avergüenza totalmente recordar algo tan tosco, tan zafio, como esto.

Llevamos unos días asistiendo a una violencia, a una tensión, completamente disparatada alrededor del mundo de la política.  En mi etapa política nos decíamos barbaridades en los plenos pero al acabar nos tomábamos una cerveza al lado del Ayuntamiento, concejales de todos los grupos.

Sin embargo, la presidenta de las Cortes de Aragón mostrando una mala educación y un sectarismo intolerable (ella ostenta su cargo en nombre de todos los aragoneses, de todos y no puede dejarse llevar por ideología alguna); un concejal del PSOE dando tres cachetes al alcalde de la ciudad durante un pleno como si fuera un macarra de tercera; O un diputado –Óscar Puente del PSOE- sin poder acceder a su asiento del tren de alta velocidad al ser increpado por un sujeto que ha tenido que abandonar el tren, al llegar al destino, acompañado por agentes de la Policía Nacional. Un altercado tras otro que dejan claro que el ambiente político resulta irrespirable, que la tensión es máxima y que algo se está haciendo rematadamente mal. O eres de los míos o eres mi enemigo. Es lo que hay.

Unas de las cosas que empeoran todo esto es no condenar estos actos sin matices, sin dejar entrever eso que comentaba antes de que ‘algo habrá hecho’.

Si la directiva del PSOE madrileño acabó de forma fulminante con el concejal Viondi , ahora,  desgraciadamente, algún diputado del PP se ha referido al tono que utilizó Óscar Puente hace unos días en su discurso tras el de Núñez Feijóo intentando justificar lo que ha ocurrido.

Estos actos hay que denunciarlos de forma inmediata, sin matices, con contundencia. No se puede aceptar nada que se acerque a un comportamiento violento, maleducado o que incite a una imitación que genere tensiones indeseables. No a cualquier tipo de violencia. No se puede decir a los diputados del PSOE, desde la tribuna del Congreso, que luego ‘no vengan lloriqueando’ porque a eso se le llama amenaza y es lo que ha hecho Santiago Abascal en su turno de intervención esta semana en el Congreso.

En democracia no cabe ningún tipo de violencia. Eso es todo y no es posible acotar la afirmación. Basta ya.

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