Cientos de temores, mil dudas, varias oportunidades y un sí, porque ya no podía poner más excusas por respuestas y decir que no, me han permitido caer en la cuenta que, si estoy aquí, es porque es el momento y porque, el que sostiene en brazos la que preside el Altar Mayor de nuestra Parroquia, nuestra amantísima Patrona, así lo ha querido. De esta manera, junto al agradecimiento oportuno al Consejo de Hermandades y Cofradías, me expresaba en el acto de entrega de las pastas del pregón. Y, ciertamente, lo siento así. Ser pregonero de la Semana Santa barreña es algo que me produce vértigo en el alma. Por este motivo, y otros, he dicho que no en las diversas ocasiones en las que se me propuso esta encomienda. Y si lo acepté esta vez, es porque también lo siento así: es el momento y porque, “el Jefe de la Casa”, así lo ha querido.
Pregonar la Semana Santa es hablar de lo divino y de lo humano bajo una mezcla de tres componentes importantísimos en el ser humano: Fe-Sentimiento-Arte ¿Qué cosa es la Semana Santa sino una mezcla, perfectamente homogénea, de estas tres cosas? ¿No es la Semana Santa una vivencia desde la Fe de los últimos días del Señor en la Tierra, expresados en el Arte e impregnados por los sentimientos más nobles y bellos del ser humano? Esta idea, unida a las vivencias personales y a la manera que tengo de entender la Semana Santa Cofradiera, será lo que proclamaré en el ya cercano Domingo de Pasión.
Intentaré, eso sí, que os encontréis, en medio de esos Días Santos, con los sentimientos y deseos más nobles de vosotros mismos, también con personas, recuerdos y rincones especiales. Tampoco faltarán mensajes que considero necesarios e importantísimos para una Hermandad. Sin duda, será un pregón más en la historia de los pregones de este pueblo. Ni más, ni menos. No esperen nada nuevo porque, en este mundo, ya todo está dicho, todo está escrito.
Usar la palabra humana para hablar de Dios y del hombre, no deja de ser un atrevimiento, un balbuceo, darle manotazos a las palabras, a veces, de manera incierta. Por eso, bajo la mirada maternal de la Virgen María, Madre y Patrona de este Pueblo, me puse el día que me entregaron las pastas del pregón, y me sigo poniendo cada día: “Bajo tu amparo me acojo, Santa Madre de Dios. No desoigas las intenciones de este pregonero, antes bien, atiéndelas con amor de Madre y dale Luz y Paz para que pueda pregonar, ¡oh siempre Virgen gloriosa y Bendita!”
Sin más, os espero el domingo 17 de marzo, Domingo de Pasión, Puerta de entrada y Pórtico de los Días Santos, la Semana de Dios y del Hombre, la Semana Santa. Un abrazo fraterno de Paz y Bien a todos.
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