Desde esta concejalía se recuerda que “es deber cívico de todos dar cuenta de estos casos a la autoridad competente” y también que “está terminantemente prohibido tirar los restos de animales fallecidos en la calle o depositarlos con la basura”.
“Para estas situaciones existe un procedimiento normalizado que ha de cumplirse y unos canales para comunicar las incidencias”, explica Domínguez. “No se puede arrojar el cadáver de un perro o un gato a un espacio público ni echarlo a nuestros contenedores de residuos sólidos urbanos. Tampoco se pueden abandonar animales vivos y dejarlos desamparados a su suerte. Va contra la salud pública y contra las normas más elementales de convivencia, pero, además, es que actuar de ese modo es demostrar que se es muy irresponsable y muy insensible”, señala la delegada de Sanidad.
“Si nos encontramos con un animal abandonado o sin vida en nuestro entorno urbano lo que debemos hacer es llamar a la Policía Local para que esta pueda ponerlo en conocimiento del servicio de control zoosanitario, que es el que se encarga de tomar la medida adecuada y retirarlo de la vía pública”, recalca Domínguez.
Desde la delegación municipal de Sanidad también se recuerda que cuando una mascota –perro, gato y similares– fallece en un domicilio lo que tiene que hacer su propietario es acudir al veterinario para que el animal sea dado de baja en el registro correspondiente y, luego, o bien solicitar los servicios de una empresa especializada para que se ocupe de la incineración de los restos, o bien sepultarlos en un lugar indicado para ello.
