“Somos Semillas”: Primera Reforestación de la Sierra Carbonera

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Ángel Tomás Herrera | Licenciado en Derecho y Mediador

Me encanta que las personas se impliquen de forma desinteresada y pasional por un fin común, que luchen por su entorno natural a través de actuaciones cargadas de bondad y generosidad, que apuesten por un futuro mejor ante tantos malos augurios. Y si hablamos de hermosas iniciativas, de esa cooperación social espontánea que surge directa del corazón, tengo que hablaros de la experiencia que viví en primera persona este pasado domingo, en la Primera Repoblación Forestal de la Sierra Carbonera, en la Línea de la Concepción. Una repoblación necesaria para un conjunto orográfico castigado por los incendios y cercado por las urbanizaciones.

La iniciativa, que congregó a más de 1.500 personas, se llevó a cabo por Verdemar ( Campo de Gibraltar ) – Ecologistas en Acción y la plataforma ciudadana SOS Sierra Carbonera, bajo el lema “ Verde que te quiero Verde ”. En la misma participaron también asociaciones y colectivos como el Grupo Scout Itaca de La Línea; Scout Impeesa de Algeciras; Afocam; Grupo de Exploraciones Subterráneas Casares; Academia de Baile Guaguancó; Juntas de Hermandades y Cofradías de La Línea; Los Locos del Parque; Radio Mía; así como asociaciones de vecinos y muchísimas familias. Todo un placer trabajar codo con codo con tantas personas comprometidas con la regeneración del ceniciento paisaje.

En una zona muy castigada por los incendios forestales intencionados, desde los años 50 hasta la actualidad ( el último incendio se produjo el pasado mes de julio ), se plantaron árboles y semillas en una extensión arrasada cercana a las 500 hectáreas. Más de 10.000 semillas de alcornoque, 5.000 de algarrobo, cerca de 200 pinos piñoneros, 300 acebuches, así como numerosas semillas y plantones de lentiscos, espinos blancos, madroños y romeros, forman ya parte del paisaje de la Sierra Carbonera.

Convocatorias como la llevada a cabo para devolver el verdor a una zona tan atacada por el fuego y la erosión deberían producirse mucho más a menudo. No sólo se ha ganado la batalla a las cenizas, sino también a la desidia de las Administraciones Públicas; a la inoperancia de los propietarios de los terrenos afectados por el fuego; a la despreocupación de tantos. Ya lo decía bien claro el lema de la repoblación: “No sólo plantaremos árboles, también plantaremos cara a la indiferencia”. Y vaya si se ha plantado cara al pasotismo, tan de moda en este caótico mundo que hemos creado, tan omnipresente en nuestra Comarca olvidada. Cuando la crisis y el paro crónico parecen habernos anestesiado ante las chapuzas, las injusticias y las carencias; cuando nos han acallado y nos han desnudado de motivaciones y derechos, iniciativas felices como esta repoblación suponen una bocanada de aire fresco, una luz de esperanza en el negro paisaje. La vorágine competitiva y globalizadora que quema nuestros bosques y atraca a punta de pistola nuestro sentido común, en claro peligro de extinción, ha encontrado un enemigo de talla en la unión del pueblo. La comunidad social, nosotros todos, tenemos mucha más fuerza de lo que podemos imaginar. Todo puede empezar a cambiar simplemente por sembrar un árbol. Si queremos, podemos a nuestro estilo transformar el universo que nos rodea, devolver la vida al inerte vacío, conquistar nuestro futuro.

He de reconocer que me sorprendió gratamente la respuesta ciudadana, y la gran cantidad de personas que estuvieron ahí poniendo su granito de arena. Familias enteras con sus hijos, escarbando la tierra caliente y húmeda para enterrar la promesa de un bosque perdido. Nuestras sierras y bosques necesitan tanto de nuestras manos, de nuestros esfuerzos. Los incendios, la contaminación, las malas gestiones forestales, la nula regeneración natural del alcornocal y las enfermedades epidémicas que padece ( caso de la llamada “seca” ), la urbanización desaforada, el vandalismo, la falta de depuración de las aguas, las tomas de aguas ilegales, los residuos, la falta de cuidados y clareo, el exceso de herbivorismo y el abandono de las labores de campo tradicionales son las causas principales que están llevando a la muerte a cientos de árboles. Si no tomamos medidas pronto entre todos, si las autoridades competentes no toman ejemplo y se ponen manos a la obra, nuestros bosques tienen el tiempo contado.

Contamos con la voluntad ciudadana, con su compromiso; yo lo he visto con mis ojos. Quiero ser optimista y pensar que entre todos podemos cambiar un futuro de matorrales secos y desidia imperdonable por un porvenir de verdor y feracidad, de rumores de agua y trinos al ocaso. Como dice León Gieco, “La tierra nunca se olvida de que el árbol es su primer pensamiento”. Hagamos pues nuestro ese pensamiento, y devolvamos a la tierra lo que le quitamos, lo que devoró el fuego y nuestra codiciosa indiferencia. Y todo lo tenemos que llevar a cabo con constancia y humildad, porque una vida práctica y sencilla es sinónimo de una existencia llena y feliz. Ya lo decía Rabindranath Tagore, “Cuanto más grandes somos en humildad, tanto más cerca estamos de la grandeza”.

Apostemos por un futuro Verde sembrando Vida, y cuidemos siempre de nuestro Entorno Natural, tan maltratado y olvidado. Jamás olvidéis que, al fin y al cabo, TODOS SOMOS SEMILLAS por germinar, por fructificar, por florecer … .

“Una sociedad crece bien cuando las personas plantan árboles cuya sombra saben que nunca disfrutarán”.

Proverbio Griego.

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