Las medidas de restricciones se toman aprisa y corriendo, quizás por la propia desesperación. Por eso vienen seguidas de correcciones un día sí y otro también. Pero no pasa nada por rectificar para, de esa manera, ir afinando cuando muchas de ellas son bastante ambiguas. Y si hay que rectificar más pues se hace y no pasa nada. Lo digo porque no resulta lógico que el pequeño comerciante (el que vende zapatos, ropa deportiva, lencería, etc.), en definitiva, el de toda la vida, su vida y la mía, tenga que perder casi media jornada de clientela como sacrificio por la pandemia y, sin embargo, las grandes superficies y, sobre todo, las medianas, puedan acumular a cientos de personas que pasean por ellas a falta de otras alternativas.
Desde luego, si el criterio en el que se basa la Administración andaluza es la salud como debe ser, no se puede perder de vista la lógica, porque la ilógica de que la gente se concentre en las medianas y grandes superficies, va a acabar con la salud (y no por coronavirus) de muchos de nuestros vecinos que dependen lisa y llanamente de no morirse de hambre.
Y algo, pero, va a acabar con la salud social una vez que pase todo esto. Porque algún día pasará, y la salud social ya no nos la va a poder devolver nadie ni siquiera por Internet.
Tan importante son las normas que debemos cumplir como las consecuencias derivadas de las mismas. Porque es fácil decretar que los comercios no esenciales tengan que cerrar a las seis de la tarde. Lo que no resulta nada fácil es que esos negocios, esos comercios, esos bares, son esenciales en las vidas de quienes tienen que cerrar justo cuando podría entrar más gente a salvarles la caja porque esa caja es fundamental para un montón de bocas que tienen que comer.
Si, es fácil cerrar los bares a las seis de la tarde. Pero lo que no resulta nada fácil es evitar que mucha gente monte sus propios bares por su cuenta, sin medidas de seguridad, sin escrúpulos algunos por la sencilla razón de que ahí no existe ninguna responsabilidad como sí le ocurre al hostelero profesional.
Es fácil haberse llevado la primera ola de la pandemia reclamando el control del Gobierno central. Lo que no resulta fácil es mejorar la situación de la pandemia en la Comunidad Autónoma cuando ya se tienen las competencias. Es fácil ver los toros desde la barrera. Lo otro, bastante menos.
Suerte a todos…
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