Recolectamos lo que sembramos en nuestro caminar diario

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José Salguero Duarte | Escritor y Analista

“Tardarán décadas, para que un nuevo amanecer florezca para las clases trabajadoras, porque se han llevado lo habido y por haber en muchos años”

Tarde o temprano se recolecta lo que cada uno de nosotros sembramos en el discurrir de nuestros días. Por ello, hace unos años, el director de un importante periódico me preguntó ocurrentemente: “Si te encuentras al político… ahogándose en El Estrecho de Gibraltar. ¿Lo auxiliarías o lo fotografiarías en ese momento?, para que fueran portada al día siguiente en todos los medios nacionales e internacionales, siendo las fotos premiadas”.

A lo que le contesté: –Creo que, la primera norma del periodismo es hacer la foto y después lo demás, porque la denegación de auxilios está penado por la ley en España–, le dije. Y no me gustaría hoy, que me pillaran con los pantalones bajados, lo mismo que a Amador Mohedano (hermano de la Jurado), jiñando en una playa de Chipiona (Cádiz), sin lavarse el mojino tras defecar.

Comprendo que, un apretón le brota a cualquiera, habiéndome limpiado en el campo de batallas hasta con una piedra. Pero “el que juega con fuego se quema”, ya que la prensa del corazón… no tiene piedad, con tal de hacer buena audiencia creando polémicas, con los personajes que viven a través de ese periodismo verdulero, que tanto gusta a un sector poblacional…

Por ello, a pesar de no haber nadado nunca, servidor, a favor de las corrientes políticas, sino todo lo contrario y a pecho descubierto en solitario. En esta significativa ocasión, con el o los náufragos políticos, haría lo propio de toda persona civilizada y de bien. Y tras poner mi cámara fotográfica a buen recaudo para que no se me mojara. Les acercaría, en una botella de cristal herméticamente cerrada, las normas básicas de primeros auxilios, para que se empaparan al pie de la letra cómo salir a flote.

No obstante, espero no encontrarme en esa encrucijada, porque si son más de uno los que tengo que salvar a la vez. Tendría que ‘echar a pelón’, para saber a quién tenía que socorrer primero. Porque me saltaría por el arco de mis fandangos el orden jerárquico, siendo el jefe de la banda al que dejaría en último lugar. Porque él, sus ministros, lugartenientes, adláteres y el resto de tragaldabas afines. Tienen a millones de españoles con el agua al cuello. Sin saber centenares de miles de familias, lo que es pasar unos días de vacaciones en esta época estival. Como las que han gozado ellos y los suyos a cuerpo de rey por medio mundo y parte del otro. Ya que, el horizonte que les espera a los desamparados, de la mano de Dios y de muchos políticos españoles de las diferentes siglas o castas, es muy tenebroso como consecuencias de la hambruna, miseria, represión, abusos, discriminación y desigualdades que ha impuesto arbitrariamente.

Aunque, los habría quienes se lanzarían al agua para salvarlos, como sería mi caso, en caso de que me fallara lo ideado en mi primera intentona. Porque me gustaría seguir viéndolos el resto de sus días pululando por las calles en pelotas con una mano delante y otra detrás, tras desalojarlos de sus mansiones, y obligándolos a que devolvieran todo el dinero público…, que ha mangado a manos llenas, a costa de empobrecer y arruinar a España cañí. Hasta el punto de que, se tardarán décadas, para que un nuevo amanecer florezca para las clases trabajadoras, porque se han llevado lo habido y por haber en muchos años.

Consecuentemente, desde que fui consciente de la significación de las declaraciones efectuadas por Carlos Solchaga, ministro de Economía y Hacienda, del Gobierno estatal socialista de Felipe González ‘Isidoro’, sobre el enriquecimiento fácil de algunos desde el poder. No me sorprendió en esa y otras posteriores etapas y hasta nuestros días que, se reprodujeran como ladillas por cualquier rincón de los pueblos y ciudades españolas, una gran cantidad de mediocres sin oficios ni beneficiosa que, hicieron de la política su profesión y oficio. Con el fin de servir al pueblo, y de paso, los desvergonzados y ruines, enriquecerse en un corto periodo de tiempo. Llevándose en A o en B las pesetas, euros o ‘manteca’ a manos llenas a través de las especulaciones urbanísticas, tráfico de influencias, impuestos mafiosos, malversaciones de caudales públicos, cohecho y con otras mañas.

Y como llevo por doctrina que, al político respetable lo respeto, pero a los otros los combato. Es lo que hago, nuevamente, con la roja tinta de mi estilográfica, desde este medio que me permite expresarme sin censura alguna.

Preguntándome, ¿qué respeto les puedo tener a esos rateros, tiranos y gángsteres de la política…? Absolutamente ninguno, al no merecerse, por mi parte, ni el sol que les alumbra. Porque donde deberían estar es en zahúrdas como los cerdos sin agua ni luz, pringados no de dinero, sino de purín hasta las cejas.

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