Darío Iglesias Muñoz
Decía san Ignacio de Loyola, “en tiempo de desolación no hacer mudanza”. Venía a decir el fundador de los jesuitas que las grandes decisiones no había que tomarlas cuando la vida se desmorona, cuando uno está atravesando una gran crisis o cuando la vida se tuerce, más bien todo lo contrario. Yo discrepo con el santo. Es verdad que las decisiones no se pueden tomar en caliente, pero hay veces que no te queda otra.
Estamos viviendo en España una realidad social algo compleja, fruto en gran medida, del panorama político que nos asiste sin ética ni valores. La incertidumbre, la desesperanza, la falta de sentido y los gestos populistas entre otros, son los elementos vacíos de la hoja de ruta de un gobierno socialista que se olvidó hace tiempo del sentido original y esencial de la palabra social. Esta realidad está provocando en los españoles una situación de desasosiego de la que urge salir. Por eso, no comparto el pensamiento del jesuita vascongado. Es necesario hacer mudanza y hacerla ya. No podemos quedarnos de brazos cruzados a esperar quimeras soluciones. Hay gente que lo está pasando realmente mal y las preocupaciones de nuestro gobierno no son claramente las preocupaciones del pueblo.
No se trata de cambiar el color rojo por el naranja, o el verde andalucista por el añil. Se trata de buscar el bien y lo mejor para todos. Queremos gestos concretos y políticas eficaces y si para ello tenemos que cambiar de color, hagámoslo, aunque no sea el nuestro. Si lo que ofrecen es mejor y más loable, qué importan las ideologías.
Amigos y amigas, no esperemos a que vengan tiempos mejores, pues no sabemos si vendrán. No nos dejemos llevar por las apariencias, por esa palabrería populista que agradan nuestros oídos. Vayamos a buscar la solución a nuestros problemas, cambiemos de ruta, pensemos y reflexionemos qué es lo mejor. No nos dejemos engañar. Seamos sencillos como palomas pero astutos como serpientes.
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