Redacción | Palmones
Ramírez fue presentado por Miguel Benítez, hermano mayor de la Venerable Hermandad de Nuestra Señora del Carmen. El templo de la Pura y Limpia de Palmones se encontraba totalmente lleno. Entre los asistentes se encontraban la presidenta del Consejo Local de Hermandades y Cofradías de La Villa de Los Barrios, Santi Corrales, el hermano mayor de la Hermandad San Isidro Labrador y Nuestra Señora del Rosario, Francisco Fuentes, el hermano mayor de la Hermandad de la Borriquita, Alejandro León, el párroco José Manuel Roldán y la concejala y expresidenta de la Junta Municipal de Distrito de Palmones, Pilar Olivares.
Tras la celebración de la Eucaristía se procedió a la entrega de un pergamino a la hermandad de San Isidro Labrador y Nuestra Señora del Rosario para celebrar el 50 aniversario de la llegada de la imagen de la Virgen del Rosario a la villa de Los Barrios.
Pregón integro
acepta, Madre mía
este humilde pregón,
que te ofrezco, con cariñó
abriéndote mi corazón..
SALUTACION
Reverendo Párroco, Autoridades, Hermano mayor de la Venerable Hermandad de Nuestra Señora del Carmen de Palmones, Señora presidenta del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Hermano Mayor de la Hermandad de San Isidro Labrador y Nuestra Señora del Rosario, hermanos, hermanas, amigos y amigas
El protocolo y las buenas formas me obligan a presentar gratitud por recaer en mi persona la responsabilidad de transmitir este pregón conmemorativo del cincuenta aniversario de la primera salida procesional por nuestro río.
Pero ser pregonero bajo el auspicio de Nuestra Señora, hace que huya de obligaciones protocolarias y dejo que sean los derrames emocionales los que amplifiquen un sincero agradecimiento por haberse acordado de mi persona para llevarlo a cabo. Muchas gracias a todos los miembros de la Hermandad a los que espero no defraudar con las palabras que ahora comienzo.
INICIO
Un pregón conmemorativo, limita las libertades del ponente al contar con la obligación de centrarse en un segmento de tiempo limitado y generalmente lejano. Se trata de viajar a un determinado momento guiado por las influencias que este ha dejado gravada en los sentidos. Recordar, no es mas que exponer las respuestas que nuestros sentidos han ido dando a una imparable evolución de nuestro entorno.
Para viajar a ese pasado concreto, se me abrían dos caminos.
El primero era acudir a lo escrito y a guardianes de la historia para navegar por las lineas impresas con tinta de investigación que dan veracidad a lo relatado.
Por el contrario, el segundo camino , quizás no cuente con el aval científico de lo contrastado mil veces, pero si posee el calor de ser contado por alguien que ha participado en lo que se relata. Me refiero a la transmisión directa generacional, a la que he acudido para poder centrarme en escribir estas palabras dedicadas a nuestra Señora. Dicho esto, valoro formal y de derecho agradecer el apoyo ofrecido de personas como Antonio Benítez, Antonio Ibáñez o Manolo Sánchez, a ellos les estoy agradecidos de todo corazón.
AÑO 1966
El sábado, 16 de Julio de 1966 amaneció cálido y despejado tal como estaba anunciado en los boletines meteorológicos de la época. La Aldea marinera lucia sus mejores galas, como cada año, pero se preparaba para vivir una singularidad que haría que este día pasara a la historia. Cierto es que desde antaño, se tienen datos que acreditan el embarque de nuestra Señora por nuestro río. Los mayores del lugar recuerdan embarcaciones como ·El Tumbo” o “El Saladillo” matriculadas en la comandancia de Algeciras y de como estas, esporádicamente, acompañaban a las barcas de la Aldea en una salida a la bahía de nuestra Señora del Carmen. Decenas de pequeñas embarcaciones llegadas del rinconcillo y de otras zonas cercanas, se concentraban junto a la desembocadura del río en una especie de romería marítima sin orden establecido.
Cuando estaba cercana la celebración de ese 16 de Julio de 1966, un incipiente Club Parroquial, vino a poner la chispa y la organización que dio pie a lo que hoy celebramos. Recuerdan los de aquella generación, como el salmantino reverendo Padre D José Antonio Carmona, facilitó la apertura que dio origen a este club de jóvenes que ofrecerían a Palmones una productividad cultural, deportiva y de fervor a la que se uniría en su relevo como párroco el reverendo padre D. José Luis Sibón Galindo corriendo el año de 1965. Esto quiere decir que bajo su dirección espiritual se celebro en la tarde de ese sábado de julio del 66 la primera procesión reglada por nuestro río donde la imagen de nuestra Señora embarcaría a la entrada del pueblo y sería llevada hasta las arenas de la playa, tras lo cual volvería a su templo por la arena de calle principal, tal como se hace hoy en día.
PROCESION
El Templo huele a incienso
ha llegado tu hora
el pueblo se agolpa en la puerta
a que salga la Señora.
Lluvia de pétalos, campanas,
estandarte, cirios y mantillas.
La emoción se derrama
surcan lágrimas tus mejillas.
Por fin te cargo, mi Reina
emprendemos el camino
a lo lejos veo la barca
donde navegarás conmigo.
Leva anclas marinero
proa al punto, va la armada
y pasea con orgullo
a nuestra Virgen Coronada
Guia el capitán Caneco
un San Andrés orgulloso
achicando emosiones
pues no cabe tanto gozo.
Rezos, salves y plegarias
nos llevan a la ensenada
Mi reina del mar avanza
camino de su morada.
El fervor se torna amargo
la Reina llega al templo
y despides entre aplausos
a Palmones, a su pueblo.
Baja el paso costalero
que quiero verle la cara
a ese pedazo de cielo
iniciando su entrada.
Ultima Salve te canto
pa que no te sientas sola
desde hoy cuento los días
desde hoy cuento las horas
de verte salir de nuevo
de verte cruzar el río
de verte besar las olas.
Que viva la Madre de Dios
Que viva la Señora del cielo
Que viva la la Virgen del Carmen
la Reina de los marineros.
HISTORIA
Celebramos una conmemoración de lo acontecido cinco décadas atrás, pero estamos obligados a referenciar un primer camino realizado hace setecientos cincuenta años, un camino por el que nuestra Señora anduvo sabedora de un encuentro que marcaría a generaciones venideras. Un camino a un jardín, a un Al-karem, a un Carmelo. Allí se produjo el milagro, que no fue sino una muestra de gratitud de Nuestra Señora, la del Carmelo, la del Carmen, la que pasado mañana sacaremos a la calle para que vuelva a tener la posibilidad de recibir el cariño y la adoración de su pueblo, el mismo pueblo que ese 16 de Julio de 1251 recibió algo mas que los hábitos y el escapulario con los que hoy vestimos nuestra alma como siervos de nuestra Señora. Ese día todos recibimos una forma de vida, la de una vida consagrada a su hijo, a los demás, bajo el manto de la pobreza de lo inmaterial y la riqueza de espíritu.
Desde entonces, aquellos monjes, aquellos carmelitos y carmelitas que inundaron el mundo, han sabido transmitir el amor por nuestra Madre, la que cada dieciséis de Julio sigue apareciendo entre nosotros con esa sonrisa inmaculada delatadora del deber cumplido y a la que todos los palmoneños y palmoneñas nunca dejaremos de agradecer por haber elegido este Al-karem, este Carmelo, este jardín para fijar su morada entre nosotros.
Y no nos tiene que extrañar que haya sido así.
No se si a ustedes os sucede lo mismo, pero a mi me embarga a menudo la sensación de vivir en un verdadero jardín, en el Al-Karem mas maravilloso del mundo.
Vivo en un pequeño pueblo marinero junto a un río rodeado de marismas. Vivo en un precioso pueblo blanco junto al mar. Vivo en un pueblo donde heredas el orgullo de un pasado tan humilde como feliz. Vivo en un pueblo donde te levantas con los buenos días del vecino y la posibilidad de disfrutar de uno de los mejores amaneceres que puedas ver nunca. Vivo en un pueblo donde el levante te impregna de salitre y el viento de poniente te recuerda la frondosidad de uno de los mayores parques naturales de Europa.
Y sobre todo, vivo en un pueblo donde cada 16 de julio , Nuestra Señora del Carmen sale a compartir contigo las calles, el río, el mar, el olor a sal y el calor de su gente. Estoy convencido que todos sabemos que vivimos en un pueblo maravilloso bajo el cariño y bajo el manto de nuestra Madre.
Hace cincuenta años, este mismo pueblo maravilloso comenzaba a decir adiós a un pasado de maderas, techos de brezos y calles de arena. Calles que con el paso del tiempo han perdido su nomenclatura aveces popular y aveces oficial. Palmones contaba entre su callejero con una Plaza de la Iglesia, una Calle Barronales, Calle Trafagar, Banda del Rio o Calle Real. Fíjense que contradicción el hecho de haber perdido la Calle Real teniendo entre nosotros a la Reina de los Marineros. Palmones se preparaba hace cincuenta años para la llegada de un cambio en su fisionomía con la llegada del empedrado de calles y las obras de mortero donde antes había brezos y chapas y maderas. Estos cambios también influirían en todo lo relacionado con la Parroquia.
Aquella arcaica parihuela en la que se sacaba del templo a Nuestra Señora del Carmen, entre cuatro jarras de claveles, fue sustituida por un mejorado trono con adornos florales cada vez mas complejos y atractivos. Hay que destacar en esta evolución de las salidas procesionales el año de 1981 cuando la imagen de Nuestra Señora fue sustituida por la actual gracias al esfuerzo y la aportación de los vecinos del pueblo que fueron capaces de responder, en solo dos horas, a la llamada de su Hermandad para hacer frente a los gastos de la nueva imagen.
Desde entonces todo ha sido apostar por mejoras en la Hermandad. Aquí no puedo olvidar la dedicación, el cariño y la devoción de las Hijas de la Caridad y de una vecina que representó, durante años, esta devoción a la Virgen. Me refiero a Dominga, que en paz descanse.
Ella, Dominga, encabeza una lista de hermanas y hermanos que hoy descansan junto a nuestra Reina y velan, desde el cielo, para que el guión de la historia tenga continuidad en el tiempo.
MARINERO DE ESTRELLAS
Fuiste grumete de niño
luchando contra levante,
Ella te nombra, con cariño
de su barco, Almirante.
Nunca quisiste el mando
ni galones ni estrellas
hoy vives junto a una Reina
y te alumbran todas ellas
Viste tu uniforme de gala,
a su cita nunca falles
Nuestra Señora coronada
hoy se asoma a la calle.
Que repiquen las campanas,
pétalos, flores, euforia
El pueblo está en la calle
suenan acordes de gloria.
Guía esta nave, ¡marinero!,
que en ella va nuestra Señora,
mécela suave, con esmero
proa avante, entre las olas.
Deja que pida, marinero
que interfiera a la Señora
por un pueblo que dejaste
que te añora a todas horas
Permite que la vista de encajes,
empapando las enaguas,
es la Reina de los Mares
que hoy bendice nuestras aguas.
Reina es de los mares.
Reina de los marineros.
Guiada por un grumete
siempre atento, desde el cielo.
LA MUJER PALMONEÑA
Otro capítulo que no se puede quedar en el cajón de olvido de este pregón, es la participación de la mujer palmoneña en las salidas procesionales. Nuestra Señora se debe sentir orgullosa sabiéndose tan querida por las mujeres de su pueblo. Sentir el paso lento sobre sus hombros, las llena de sentimientos y amor por quien las protege durante todo el año.
Independientemente de la demostración de fervor para con su Virgen, las mujeres de la aldea marinera mantienen un vínculo de amor constante con aquella que las cultiva y cuida como flores de su Carmelo.
Medallas, escapularios, pulseras, rosarios, estampas, imágenes de Nuestra Señora del Carmen que ayudan a una conversación continuada en la vida de cada una. A ella, a su protectora Madre, acuden cuando los vientos soplan de proa y ralentizan la navegación de sus vidas. Como muestra de su amor, su devoción y su deuda por tanto, la mujer palmoneña busca lugar bajo el varal y soporta sobre su hombro el peso de la penitencia.
No buscan en ningún momento la instantánea ni es su deseo levantar comentarios sobre su caminar bajo el paso de nuestra Virgen, simplemente es amor y para comprenderlo solo hay que cumplir un valor, el respeto. El respeto de un momento de oración y de la atracción por una madre que aman sobre todas las cosas. A ella encomiendan, en su primer año de vida, a sus hijos y cuando una madre encomienda a su hijo o a su hija es sabiendo que el cariño que recibirá de Ella nunca podrá ser superado por nadie.
COSTALERA
Sobre mi hombro, mi amor
paso lento, recogido.
Sobre tu pecho, tu niño
tu corazón, el elegido.
Sobre mi hombro, mi flor
sentimientos contenidos
Sobre tu pecho el dolor
de conocer su destino.
Te prometo Madre mía
que estaré mientras pueda
mi hombro será tu apoyo
y tu cariño, mi fuerza.
Ya espero el momento
de salir con mi señora
ya veo el embarque
y el encaje de las olas.
Ya espero el momento
de nadar en emociones
de abrirte mis adentros
con plegarias y oraciones.
Te prometo Madre mía
que estaré mientras pueda
mi hombro será tu apoyo
y tu cariño, mi fuerza.
Bendita Madre, le pido
que las fuerzas no me fallen
que siempre estaré esperando
para sacarla a la calle.
Para subir a tu barco
pa navegar por el rio
pa decir mil veces guapa
en medio del gentío.
Te prometo Madre mía
que estaré mientras pueda
mi hombro será tu apoyo
y tu cariño, mi fuerza.
CAPITAN
La celebración de este cincuentenario del primer paseo por el río de Nuestra Señora, tiene un tinte especial para un vecino de Palmones, Manuel Sánchez.
El San Andrés esperaba varado en el embarcadero y Manuel, su patrón, ultimaba los pormenores bajo la presión de capitanear un barco con pabellón real. Hay que destacar que el capitán tenía el tiempo justo para esta labor ya que el trabajo en el bar que regentaba el padre, apenas le dejaba tiempo para mas. También recuerda este buen vecino de Palmones, el susto que se produjo, esa tarde de Julio, a la llegada al punto debido al elevado número de pasaje y de como el desembarco de este hizo tambalear la nave y la parihuela de la Virgen. Los ocho metros de eslora de la embarcación, construida años antes en los astilleros de Barbate, se llenaron de la comitiva presidida por el párroco, José Luis Sibón y donde no faltó representación civil, militar y de jóvenes de la parroquia con folletos en mano de cánticos y rezos. En total 41 personas. No cabía mas orgullo en una nave que estaría presente durante mas de dos décadas en las sucesivas procesiones de Nuestra Señora y que en el año de 1981 fue vendida a los hermanos José y Pedro Amores que continuaron con la labor emprendida por Manuel.
Además de este San Andrés, hubo otras embarcaciones que tuvieron el honor de trasladar a nuestra Madre hasta las aguas de la bahía. La Concha, de Manuel Sánchez, el Hermanos Joya, de Adolfo Gómez y la actual Marina cuyo patrón es el joven vecino de Palmones Ángel Martín.
A todos ellos les une un sentimiento, el amor por nuestra Virgen. Nunca han dudado en responder a la llamada de la comunidad parroquial para ponerse a disposición en este día tan especial para todos, algo digno de agradecer por todo el pueblo de Palmones.
PATRON DE SUEÑOS
Bajo tu mando, Patrón
navega rumbo al ocaso.
En el horizonte, una flor
anaranjada, de raso.
Así gobierna su nave
quien atiende a la llamada
de la bendita pasajera
arriando la coronada.
Eres patrón de tu barco
orgulloso palmoneño.
Hoy la bodega está vacía,
eres pescador de sueños.
Ante tu nave se abren
las mansas aguas del río
y la brisa te susurra
una Salve al oído.
Es la Salve marinera
a la Reina de los mares
Capitán vira tu barco
Palmones va a saludarte.
Han pasado muchos años
mi barco, descansa en la arena
Otro capitán mas joven
hoy pasea a mi Reina.
Y yo navego en mi sueño
a un mar de oro salpicado
soy marinero en tierra
añorando mi pasado.
Por la mar yo te juro
Virgencita del Carmelo
que si volviera a nacer
por ti sería… marinero.
DESPEDIDA
Este pregón conmemorativo del cincuenta aniversario de la primera procesión fluvial, está llegando a su fin. Podrían rellenarse muchas páginas, pero entiendo que lo importante de un pasado es recordarlo, respetarlo y transmitirlo y esa tres premisas creo que se han cumplido sin molestar con abundancia de detalles.
Hemos conocido con quien, cuando y como comenzó todo. Hemos recordado a los marineros, a las costaleras, a los difuntos y a todos los que formáis la gran familia que vive alrededor de Nuestra Madre.
Pero algo se queda en el tintero y no puedo dejar de referir. Una figura que pasa desapercibida, anónima, sin querer popularidad y que, a pesar de su corta edad, es incapaz de luchar por restar protagonismo en la festividad de su madre. Ese niño que también subió al monte Carmelo, fue y es testigo de plegarias, Salves y oraciones que lo llenan de orgullo sabedor de tener una Madre bendita entre todas las mujeres. Una Madre, que por el buen hacer de los Carmelitos y Carmelitas durante tantas décadas, llegará a ser nombradas Reina de los Mares y Reina del Carmelo, del Al-Karem del Jardín, de mi pueblo y el tuyo, Nuestra Señora del Carmen, Reina y Señora de Palmones, has cumplido cincuenta años paseando por nuestros ríos, pero llevas toda la vida navegando entre las familias de este pueblo que te quiere y te adora.
DESPEDIDA
Subiste al monte del Carmelo
al encuentro del legado
de un ejército por el mundo
con su túnica consagrado.
Con que celos te han defendido
con que oficio han sembrado
tu grandeza, Madre mía
y de tu hijo bien amado.
Juramento de hábito perpetuo
por respeto a tu memoria
y por todos los hermanos
que descansan en la gloria.
Duro ha sido el pasado
trabajado ha sido el camino
para tenerte siempre cerca
y compartir el destino.
Hoy celebró ese paseo
que nos dimos por el río
fue el primero de todos
¡Que bonito, Dios mío!
Ver esa imagen dorada,
contraluz de una tarde
mi pueblo embarca su Reina
mientras suena una Salve.
Pantalones recogidos,
camisas blancas, anudadas
caminando por la arena
con su madre bien amada.
La mar te curtió de surcos
un rostro ennegrecido
por ellos corren las lágrimas
de sentirte tan querido
Cuantas veces te salvó
del peligro de los mares
De verte hundido en el fondo,
vistiendo luto los hogares.
Tu lo sabes agradecer
norma es de buen nacido
dando besos a la medalla
que siempre llevas contigo.
No te olvides marinero
de llenarla de oraciones
y decirle que en la puerta
la está esperando Palmones.
Para subir a tu barco
y emprender la partida
mientras mi pueblo se quiebra
gritando mil veces ¡viva!
Que ¡Viva la Madre de Dios!
Bendita la del Carmelo
Que Viva la Virgen del Carmen
Patrona de los marineros.
acepta, Madre mía
este humilde pregón,
que te ofrezco, con cariñó
abriéndote mi corazón..