Los agentes han instruido a los padres, cuyos hijos están en la edad de poder consumir diferentes drogas, en las tareas de detección precoz y solventar la situación antes de que se afiance el consumo.
La sesión se ha centrado en las drogas más comunes consumidas por los jóvenes, tales como: alcohol, tabaco (cachimbas), marihuana, hachís o cocaína.
También se les ha explicado a qué edades más o menos empiezan a consumir, cómo lo hacen, qué utensilios emplean, dónde las esconden, cómo son los diferentes tipos de drogas, qué excusas utilizan, cómo las manipulan, hasta cómo consiguen engañar a sus progenitores, etc.
Los agentes han transmitido en su exposición que los padres son el modelo de conducta más importante en la vida de sus hijos. Lo que digan y hacen respecto a la droga tiene mucha influencia en las decisiones que toman los mismos; por lo que hay que concienciarles de que deben dar un ejemplo positivo ya que sus descendientes adoptarán los valores que demuestren mediante sus acciones.
También se ha argumentado que cuanto más temprano en la vida comienza un joven a consumir la droga, mayor será la probabilidad de que se presenten problemas de droga más tarde en su vida.
La adicción a cualquier tipo de droga entre los jóvenes puede desembocar en otros problemas que no solo afectan al joven, sino también a su familia y a su comunidad.