El ictus irrumpe sin previo aviso

La prevención pasa por controlar los factores de riesgo como el tabaquismo, la hipertensión arterial, la dislipemia o la diabetes. Los principales síntomas son la pérdida de fuerza en uno de los miembro, parálisis facial, incapacidad para comprender el lenguaje o pérdida de visión entre otros.


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Redacción | Parque Empresarial

Mañana se celebra el Día Mundial del Ictus, antaño conocido como accidente cerebrovascular o apoplejía cerebral, y que supone la pérdida brusca de una o más funciones del sistema nervioso central por un defecto en el flujo de sangre o de una hemorragia localizada. Esta enfermedad es la tercera causa de muerte en el mundo desarrollado, y la primera causa de invalidez en el adulto.

Según indica el Dr. Francisco Delgado, Neurólogo del Hospital Quirón Campo de Gibraltar, “a tenor de las conclusiones del Estudio sobre la Carga Global y Regional del Ictus 1990-2010, publicado en ‘The Lancet’, la proporción de personas jóvenes y de mediana edad -edades comprendidas entre los 20 y los 64 años- que han padecido un ictus ha aumentado con respecto a las últimas décadas. Los datos muestran que entre 1990 y 2010 se incrementó en un 25% la incidencia de infartos cerebrales entre las personas cuyas edades oscilaban entre los 20 y los 64 años. Esto nos obliga a un estudio diagnóstico más exhaustivo con pruebas como la neurosonología, los estudios cardiológicos y hematológicos, las pruebas de neuroimagen de última generación. Los Centros Hospitalarios Quirón disponen de estos avances tecnológicos”.

Para el Dr. Francisco Delgado, neurólogo de Hospital Quirón Campo de Gibraltar, “este problema, que se consideraba una enfermedad inevitable, impredecible y catastrófica, ha sido y sigue siendo objeto de la mayor atención médico-científica en los últimos años, algo que ha modificado de forma notable las posibilidades de prevención, tratamiento y pronóstico funcional y vital”. A su juicio, la prevención es de capital importancia, por lo que recomienda hábitos de vida saludables, entre ellos: evitar el sedentarismo y las dietas con exceso de grasas y azúcares refinados, así como el tabaco y otros tóxicos, a excepción del vino en dosis no mayores a dos copas al día en hombres o una en mujeres.

Así mismo el doctor insiste, en la importancia de reconocer y reaccionar rápidamente ante un Ataque Isquémico Transitorio (AIT) o Ictus, cuyos síntomas pueden desaparecer incluso en minutos y “a los que no se da la importancia que tienen”. Según advierte, un Ictus se puede manifestar por “la pérdida de fuerza en un brazo o una pierna, parálisis facial, afasia o incapacidad temporal para comprender el lenguaje o comunicarse correctamente, pérdida de sensibilidad en una parte del cuerpo, vértigo agudo junto a visión doble o desequilibrio agudo, o pérdida de visión en un ojo durante unos minutos”. Por este motivo, la importancia de una atención adecuada en las primeras horas, “cuanto antes mejor, porque cada minuto cuenta a la hora de conducir al restablecimiento precoz del flujo cerebral y evitar secuelas, principalmente mediante activación del denominado código ictus y la aplicación de la técnica conocida como fibrinólisis”.

El ictus agudo (no transitorio) se da en el 85% de los casos por el bloqueo agudo de una arteria que deja sin riego una parte del cerebro, por lo que, para su tratamiento, cada minuto es oro. “Si no se interviene en las primeras seis horas, lo único que puede hacer el neurólogo es tratar de mejorar las funciones vitales del paciente y establecer un programa de rehabilitación”, apunta el doctor Delgado.

Si con todo ello, el establecimiento del déficit no pudiera evitarse, aún puede el paciente beneficiarse de las estrategias de minimización de las secuelas, como la fisioterapia precoz, la logopedia, la terapia ocupacional o la atención psicológica especializada. Y por supuesto, “un amplio y exhaustivo estudio de las causas del ictus, para confeccionar un plan de prevención secundaria a medida de cada paciente, que reduzca lo máximo posible el riesgo de un nuevo acontecimiento”, apunta el neurólogo de Quirón Sagrado Corazón.

La mejor prevención: Tener en cuenta los factores de riesgo

Para la prevención del Ictus es necesario tener en cuenta los factores de riesgo. “El único factor de riesgo del que no tenemos la posibilidad de intervenir es la edad (el ictus es más frecuente en pacientes mayores de 60 años) pero el resto de los factores, entre los que se encuentran la hipertensión arterial, las enfermedades cardiacas, el tabaco, el sedentarismo, la dieta rica en grasas y los hábitos de vida poco saludables, se pueden controlar”, añade el neurólogo. La prevención e información a la población son elementos clave en la batalla al Ictus.

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