El Republicanismo en España en el siglo XIX

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César Alfonso Viñas | Federación Republicanos del Campo de Gibraltar

Gibraltar ha sido durante el siglo XIX un enclave de refugio de republicanos españoles en el exilio que conspiraban contra los Borbones: Fernando VII, la Regente María Cristina e Isabel II. Exiliados en Inglaterra, los liberales defensores de la Constitución monárquica de 1.812 perseguidos por el absolutismo de Fernando VII y los acosados por Isabel II partían desde Inglaterra hacia Gibraltar y de aquí hacia el resto de la Península: Torrijos y sus valientes en 1.831; Prim y Serrano, revolucionarios de 1.868;… parten desde el Peñón de Gibraltar para iniciar las revoluciones antiborbónicas.

Si con la III República Federal Española Gibraltar decide unirse a la República, el gobierno debería construir un megalómano monumento en La Línea, junto a la frontera con Gibraltar, a Torrijos y sus valerosos compañeros que partieron desde Gibraltar hacia Málaga para derrocar al tirano Fernando VII y que traicionados fueron asesinados por este; en el monumento debería contemplarse a Mariana Pineda y a los revolucionarios de La Gloriosa de 1.868, pues la primera mantenía contactos con republicanos exiliados en la roca y los segundos partieron al igual que Torrijos desde el Peñón; a los mártires por la República asesinados en 1.930 (Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández) y también a Riego el revolucionario de 1.820. Este monumento se podría construir en el Parque que existe junto a la frontera con Gibraltar que debería llamarse Don Juanito el Médico (médico republicano que ayudaba a los pobres en La Línea) y no Princesa Sofía. En el otro extremo del parque el gobierno de la República podría construir una descomunal torre de Hierro similar a la de París pero en forma de hexágono con seis gigantescas patas y llamarse la torre de Hércules en conmemoración a que el Peñón de Gibraltar es una de las columnas de Heracles. Así rendimos homenaje al pueblo británico que ofreció ayuda a los revolucionarios españoles con el monumento a Torrijos y un homenaje a la República Francesa, con la torre, que fue la referencia de los republicanos españoles del XIX. Con estos monumentos los turistas a bordo de los cruceros que atracan en Gibraltar no tendrán más remedio que salir a La Línea para contemplarlos.

Existe hoy día un monumento a Torrijos en Málaga, en la céntrica plaza de la Merced. En el pasado se denominó Plaza de Riego, en memoria del general liberal del siglo XIX, que vivió en esa plaza. En ese siglo se convirtió en un lugar de esparcimiento para los burgueses. Por entonces tenía una fuente en el centro, que fue suplantada por el neoclásico obelisco de Torrijos en 1.842, obra de Rafael Mitjana.

Concebido como un monumento funerario once años después de que Torrijos y sus cuarenta y ocho compañeros fueran fusilados entre la playa de San Andrés y la barriada de El Bulto el 11 de diciembre de 1.831, se encuentra situado en medio de la plaza y rodeado por una verja. Consta de una cripta, donde se encuentran los restos de Torrijos y con una inscripción que dice: “A vista de este ejemplo ciudadanos, antes morir que consentir tiranos”.

El republicanismo del siglo XIX en nuestro país se asienta y coge fuerza con la Revolución de la Gloriosa de 1.868, que expulsó a Isabel II de Borbón de España bajo el lema “España con honra” y con la creación del Partido Republicano Democrático Federal en ese mismo año. Gibraltar, punto de reunión de los conspiradores progresistas, hizo que esta Revolución partiera desde el Peñón hacia la ciudad de Cádiz con Prim, Topete y Serrano a la cabeza.

Prim, se encontraba en Inglaterra y el 12 de septiembre toma el tren en la estación londinense de Waterloo para Southampton, acompañado de Sagasta y Ruiz Zorrilla. Los conspiradores, embarcaron en el Delta, un vapor de línea regular con dirección a Gibraltar. Sagasta y Zorrilla lo hicieron con pasaporte chileno y Prim como criado de los condes de Bark. El 17 de septiembre, víspera del golpe de estado, Prim y sus compañeros desembarcaron en Gibraltar, y más tarde en el vapor Adelia fueron transportados a Cádiz.

En septiembre de 1.868, el estallido de la gran conspiración era un secreto a voces en España y en Europa. Napoleón III, ya antes de la revolución, le había comunicado a Prim cuando hacía un viaje a Londres , su veto contra la candidatura del duque de Montpensier al “trono de la Revolución”. Aunque la Revolución tenía un carácter republicano y Prim era antiborbónico este era monárquico y optó por la candidatura de un rey italiano (Amadeo de Saboya) que no molestara a Alemania, Inglaterra y Francia. Montpensier, el marido de la hermana de Isabel II, financió parte de la revolución y no le sentó nada bien que Prim no lo eligiera como Rey. Por ello parece que pudo haber estado implicado en el asesinato de Prim. Tras el fracaso del monarca italiano se proclama en 1.873 la I República: la Primera República con dos tipos de gobierno, la Federal hasta enero 1.874 y la Unitaria hasta diciembre 1.874.

Otras revoluciones liberales del siglo XIX en España han sido las siguientes:

1.848: Mediante la revolución de 1.848 hubo intentos de sublevación contra el gobierno represivo de Narváez por parte de elementos liberales progresistas, pero la división interna de éstos, especialmente las dudas que los dirigentes tenían sobre el radicalismo de las bases, y la energía de la represión que desplegó el gobierno las hicieron fracasar. El «espadón» español fue considerado en las cortes europeas como un defensor del orden establecido.

1.823-1.833: La militancia de Mariana de Pineda que se va a desarrollar durante la llamada “década ominosa” (1823-1833). Mariana se incorpora a las tertulias donde se conspira, la principal en la casa de los Montijo, en su mismo barrio de Gracia; se convierte en enlace y recibe la correspondencia de los exiliados en Gibraltar, que llega con nombres falsos; gestiona falsificados pasaportes para gentes perseguidas; asiste a los presos en la cárcel, entre los que se encuentra un tío y un primo, Fernando Álvarez de Sotomayor, condenado a muerte, al que ayuda a evadirse de la prisión vestido de fraile capuchino, disfraz que ella le proporciona.

1.820-1.823: El Trienio Liberal. Partiendo de las Cabezas de San Juan (Sevilla), Riego se dispone a hacer jurar a Fernando VII la Constitución de 1.812. A las potencias reaccionarias europeas -Austria, Rusia, Prusia y en especial Francia- no les cayó bien la nueva legalidad española y organizaron un potente ejército -“los cien mil hijos de San Luis”- que unido a los cuarenta mil hombres autotitulados “defensores del Altar y el Trono” y reunidos por la zona Norte, arremetieron contra los constitucionalistas, devolviendo a Fernando VII el poder absoluto.

La Vicalvarada de 1.854: Liderada por O’Donnell, los madrileños queman el Palacio de la Reina Madre, la Regente María Cristina.

1.861-1.868: La Revolución de Loja, dispuesta a acabar con el reinado de Isabel II y proclamar una República Humana.

La Noche de San Daniel: Se denomina Noche de San Daniel a la del 10 de abril de 1.865 en la que la Guardia Civil, unidades de Infantería y de Caballería del Ejército español reprimieron de forma sangrienta a los estudiantes de la Universidad Central de Madrid que realizaban una serenata en la Puerta del Sol de apoyo al rector de la misma, Juan Manuel Montalbán que había sido depuesto. Hay fuentes históricas que comentan que se reunieron en la Puerta del Sol 10.000 personas y que cantaron el Himno de Riego, el himno oficial de España en 1.931 con la II República.

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