Rafael Fenoy Rico | Secretario de Comunicación Educación CGT
El rey se va. Llegará un nuevo rey, que no reina, aunque no será por las palabras del poeta Miguel Hernández cuando en su Vientos del Pueblo nos decía. “El animal varón toda la creación agranda”. La ley hecha por quienes la hicieron, y que una gran mayoría, un pueblo que ya no existe por recambio generacional, votó en referéndum, planteaba el ascenso a la corona del sucesor varón, dejando a las mujeres de la casa real a la altura que siempre se les ha reconocido. Aunque en los inicios del S. XIX, el impresentable del “deseado” Fernando VII, promulgo la “pragmática sanción” que permitía el ascenso al trono de su hija Isabel II, y esta iniciativa real, fue duramente contestada por el tradicionalismo carlistas con varias guerras “inciviles”.
Hoy Juan Carlo I ya no es rey, pero eso no alterará el normal discurrir de la población española, porque de hecho la Monarquía se encuentra más allá del bien y del Mal. La farsa continuará hasta que, quienes realmente tienen el poder en esta sociedad, decidan que la Monarquía ya no les sirve. Parece evidente que desde hace tiempo la forma política que adopte el Estado parece no preocupar en exceso a los multimillonarios que ya han amarrado estratégicamente sus intereses, y sus futuros negocios y pingües beneficios, en acuerdos de mercaderes como el de la Unión Europea. Al común de los mortales deja casi fríos, por no decir otra cosa, que un rey haya abdicado en la persona de su hijo y heredero. Posiblemente porque siempre ha actuado de esa manera.
Hacer un balance de este largo reinado, posiblemente el más largo, de la historia de España, es tarea sencilla, por mucho que ahora se devanen los sesos, sesudos comunicadores. La pregunta que procede es bien sencilla: ¿Qué prometió en su coronación y como nos deja? Recordar para no repetir. Afortunadamente se puede acceder a los textos escritos la web fororeal.net “La Corona entiende también como deber fundamental el reconocimiento de los derechos sociales y económicos, cuyo fin es asegurar a todos los españoles las condiciones de carácter material que les permitan el efectivo ejercicio de todas sus libertades.” En este punto coincidirían los objetivos de la corona con el 15 M. Pero no queda aquí la cosa ya que concreta algo más el monarca en aquella ocasión: Por lo tanto, hoy queremos proclamar que no queremos ni un español sin trabajo ni un trabajo que no permita a quien lo ejerce mantener con dignidad su vida personal y familiar, con acceso a los bienes de la cultura y de la economía para él y para sus hijos.”
Millones de hogares españoles sentirá en lo más íntimo el vacío de estas proclamas. ¿Cómo se puede predicar tanto, no sólo sin dar trigo, sino peor aún negando el pan y la sal a millones de españolas y españoles.
Alguien con muy buena voluntad, en esta país abundan afortunadamente, dirán que el Rey no ha podido hacer todo aquello a lo que se comprometió, pero se les puede responder que sin no pudo hacerlo lo prometido, si pudo irse antes.
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