El documento es un claro ejemplo del lenguaje utilizado por el nuevo régimen franquista.
Se trata de una circular del Servicio Nacional de Propaganda del Ministerio del Interior a todas las jefaturas provinciales de Falange. El documento está fechado en septiembre de 1938, cuando la guerra civil está ya claramente decantada hacia la victoria de los sublevados fascistas. Contiene una información para que se coloque a ambos lados de la cruz de los caídos que estaba presente a la entrada de todas las localidades controladas por los golpistas. Para que sea visible por todo el público, se pide que se coloque un cartel de madera con una inscripción. Esta inscripción se repetirá por todos los pueblos y ciudades de la provincia, en este documento es la que se envía a la alcaldía de Jimena de la frontera; “La Cruz de los Caídos simboliza el heroísmo de los que murieron por Dios y por la Patria. Al pasar ante ella salúdala con respeto y eleva a Dios una oración por sus almas”.
Se aprecian en el escrito alguno de los elementos identificadores del nuevo régimen que se estaba construyendo. Uno de esos elementos serán las relaciones con la iglesia católica, que sobre todo en el primer franquismo (durante la guerra civil y los primeros años de posguerra) tuvo un papel que se mimetiza con la esencia misma del nuevo régimen fascista. El régimen franquista va a identificar su ideología con la fórmula reaccionaria católica, asignando a la Iglesia la parcela de la educación en la nueva sociedad que se está creando. El propio régimen fascista, por sí mismo, fue una “religión política” en su afán de educar a las masas y sobre todo a la juventud, de ahí que pretendiera el monopolio de la formación de las conciencias. La Iglesia Católica representó el elemento sancionador de la “legitimidad” del franquismo.
Por otro lado encontramos la Falange que fue un fenómeno típicamente español. Su característica esencial fue el afán por recobrar la “edad de oro” de España, precisamente la de los Reyes Católicos (Siglo XV), o sea, sus tres elementos esenciales: el nacionalismo, el imperialismo y el catolicismo. Aunque Franco admitió la Falange Española como el partido del estado éste no fue para él sino un medio de cohesión nacional, un instrumento del régimen.
Incluso al avanzar la dictadura el respaldo ideológico al régimen se debió mucho más a la Iglesia y al catolicismo, tanto más funcional a la constitución identitaria de la dictadura cuanto más parecía anacrónica la propuesta fascista de la Falange.
En resumen, encontramos en el documento algunas de las palabras claves del régimen franquista, reflejo de una sociedad en aquellos años tan complejos; “Santa Cruzada”, “buenos españoles”, “Cruz de los Caídos”, “héroes y mártires”, “por Dios y por la Patria”.
