Encuestas a cuestas

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Rafael Fenoy Rico | Secretario de Comunicación Educación de la Confederación General del Trabajo (CGT)

Cuando la campaña arrecia las mentirosas encuestas, cuentan lo que los encuestadores o quienes los contratan quieren. Dineros y más dineros se van por el fregadero donde se pretenden limpiar las inmundicias de 30 años de gobiernos de los poderosos. Ahora todos se hacen los “suecos”, como si hubieran llagado ayer de las frías y gélidas tierras septentrionales, donde las aurora boreales reflejan la lluvia de partículas solares procedente de Bancos y Multinacionales.

Lo último que comentar, pero que evidencia la más que artera formula de crear opinión, pintando al caballo de vencedor antes de las votaciones, recorre las redes sociales en forma de anécdota en la que los trabajadores de un medio conocidísimo de comunicación han filtrado los resultados de una encuesta que se hará pública “ligeramente” maquillada y donde PODEMOS aparece como la tercera fuerza en apoyos por delante del un PSOE en franca caída. Según estos datos no parece que PODEMOS haya caído nada de nada.

La pregunta es ¿quién supervisa la bondad de los métodos utilizados en los sondeos de opinión? La respuesta en NADIE. Ya que cualquiera hace la encuesta que desea y con la orientación adecuada al fin perseguido y ya está. Se dice que se recogen los datos, se dice que se han analizado, se presentan a bombo y platillo y los medios, unos más interesados que otros, proyectan la imagen fija en forma de quesitos o diagrama de barras. Todos los resultados sustentados con dineros, primero particulares, después de las elecciones públicos, apuntan a que el partido que gobierna o su marca blanca conseguirán una sustanciosa cantidad de votos.

Quienes pueden “invertir”, es esto de las elecciones mediante campañas publicitarias, encuestas amañadas, programas de televisión, huecos extraordinarios en los noticieros, tanto en radio como en televisión, portadas de periódicos y revistas especializadas en “economía”…., se proyectan con profusión ante la opinión pública. Además se hace la contra-campaña al mismo tiempo ridiculizando al oponente, dejándole sin huecos informativos, gestionando informaciones nada veraces y cuando no se habla ya de Venezuela, se comenta lo del apoyo al estado Islámico, como si estas y otras contaminaciones tuviesen visos de veracidad.

Menos mal que en esto del nebuloso monopolio informativo se abren claros a través de la militancia en las redes sociales. Miles de personas conectadas a la red están proyectando otra campaña electoral bien diferente. Más que opiniones buscan y encuentran información, y de la buena, ya que tienen el tiempo que hoy por hoy los profesionales de los medios de comunicación, diezmados por eres y más eres, no pueden disponer. Y que cuando tienen posibilidad de acercarse siquiera a la verdad, el “dueño” del medio les prohíbe profundizar en la indagación y “a otra cosa mariposa”.

La batalla electoral se desarrolla en los medios de comunicación. Esto lo han sabido siempre los equipos electorales de los grandes partidos políticos. Hoy se tiene la suerte de que con las redes sociales en internet el control sobre la información es cada vez menos riguroso. Muchas filtraciones como los datos de la encuesta anteriormente comentada así lo confirman. Un consejo: Mirar lo cercano ayuda a quien decida votar el 20 de diciembre, porque en esto como en casi todo la publicidad es engañosa y más, con lo que se juegan los con-dineros, en esto de las Encuestas electorales.

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